El pasado 29 de mayo se inauguró en el centro cultural La Térmica de la Diputación la exposición ‘^misericordia’, una muestra que viaja al corazón del hospicio que ocupó durante décadas el edificio de La Térmica. El autor, isidro López-Aparicio, ha recuperado y transformado en obras de arte la cultura material y simbólica de la antigua Casa de Misericordia, y hoy viernes se ha reunido con una treintena de egresados del centro.
El presidente de la Diputación, Francisco Salado, ha recibido al artista y a los antiguos residentes y ha visitado con ellos el centro y la exposición. Durante el recorrido, los egresados han compartido recuerdos de su infancia en la casa, las vivencias, las travesuras, los castigos, las felicidades y también las amarguras que formaban parte de esta particular manera de vivir que estuvo regida por las Hermanas de la Caridad con disciplina y rigidez, pero también con cariño y perseverancia.
El presidente ha recordado que el edificio que hoy alberga el centro cultural La Térmica comenzó a levantarse a principios del siglo XX en los terrenos cedidos por el Marqués de Larios en su zona de fábricas. Se construyó para ser la nueva sede de la Casa de la Misericordia, una de las más antiguas de España y cuyos orígenes se remontan a 1862. El convento de Santo Domingo se había quedado pequeño y necesitaban otras instalaciones mayores, que llegaron a albergar más de un millar de menores, desde bebés a adolescentes.
“Sois parte de la historia de este edificio y protagonistas de diferentes etapas de la Casa de Misericordia, ese hospicio que se creó para intentar ofrecer un hogar a quienes la vida se lo puso más difícil”, ha expresado Salado. “Vosotros, cuando erais niños, disteis sentido a esa institución que aportó mucho a la labor asistencial que se hizo en la Málaga de posguerra y que se siguió haciendo después, porque era algo necesario, hasta finales de los años 80”.
Este pasado asistencial y de servicio a los más desamparados ha sido recogido y transformado por el artista isidro López-Aparicio (iLA) en el discurso expositivo de ‘^misericordia’, que se expone en una de las habitaciones grandes del centro, donde todavía se pueden observar las huellas de las mamparas que separaban las camas, muy cerca de la galería de arcos y al fondo de uno de los característicos pasillos del edificio.
La exposición, comisariada por el profesor de la Universidad de Málaga y crítico de arte Juan Francisco Rueda, estará abierta al público hasta el 13 de octubre.
La mirada de López-Aparicio a la ‘^misericordia’
López-Aparicio, un creador de proyección internacional que siempre ha marcado su trabajo de un profundo carácter político y social, detiene en esta ocasión su mirada en esta Casa de Misericordia, el hospicio que recogía a niños huérfanos, sin posibilidades o abandonados y a los que ofrecía un hogar donde dormir, comer y recibir una educación. La exposición ‘^misericordia’ supone un viaje al sentido y al corazón de esta institución, a su esencia más generosa y humanitaria, además de una reflexión sobre la política de los cuidados, uno de los desvelos de la sociedad actual.
El artista, habituado a desarrollar estrategias artísticas que se adaptan a los contextos en los que interviene, ha recuperado y transformado en obras de arte la cultura material y simbólica de la antigua Casa, desde las sábanas de las habitaciones a las bandejas del comedor. La ropa de cama, muy deteriorada por el uso y el paso del tiempo, ha sido convertida en hojas de papel. En estos 330 papeles artesanales, se puede leer como una marca de agua el título de la exposición junto a una frase de ‘El Principito’. También se han impreso en ellas los recuerdos fotográficos de su pasado. En cuanto a las bandejas de metal, han sido troqueladas con palabras en torno a comportamientos humanos como la generosidad, el amor, la humanidad, la empatía, la comprensión o el consuelo, analogías o silogismos de misericordia.
Otro material original que López-Aparicio ha reutilizado artísticamente son las sillas. Decenas de ellas, que se agolpaban en un almacén, se convertirán en una construcción circular, asegurada mediante cuerdas, que hará las veces de balancín o cuna, aludiendo a la función asistencial del espacio. Además, en la exposición se colocará una columna con otros elementos ya en desuso.
“El artista Isidro López-Aparicio ha rebuscado en almacenes y trasteros, ha buceado en el archivo, ha hablado con algunos de los antiguos alumnos para sumergirse en su historia y transformar en obras de arte la cultura material y simbólica de la antigua Casa de Misericordia”, ha destacado Francisco Salado.
En la sala también se puede ver la pieza ‘For the love’, una calavera sin dientes y con papilla que alude a la supervivencia humana en función a los cuidados de la comunidad.
Junto a estas piezas nacidas de la memoria y las vivencias de este contexto concreto, el artista despliega un amplio cuerpo de obra que aporta una visión crítica sobre algunas lacras actuales que generan violencia en función a la falta de una distribución justa de la riqueza, que interpela al espectador acerca de los valores humanos y la defensa de los derechos, y lo sitúa ante situaciones que despiertan compasión y llevan a la esperanza y la regeneración. La obra titulada ‘Acumular sistemáticamente riqueza es inmoral’, compuesta por lingotes dorados, se ha producido también para esta exposición.
La muestra también cuenta con piezas anteriores de López-Aparicio que ayudan a entender las líneas medulares de su compromiso social y a establecer un diálogo con las propuestas más actuales. ‘^misericordia’ sirve, además de para recuperar el pasado, para explicar el entorno que hoy ocupa La Térmica, absolutamente distinto al que vio, entre industrias siderúrgicas y descampados, cómo nacía una institución que vino a marcar la toponimia del lugar y la memoria de los malagueños que crecieron entre sus amplios corredores y patios.