Es muy probable que alguien que no sea de Málaga o que no haya venido a visitarnos no sepa lo que es un campero y también es seguro que quien no lo conoce y lo prueba siempre repite, porque si algo tiene el campero malagueño es que tiene algo que engancha y crea “antojo”, a pesar de su sencillez en ingredientes y elaboración. El campero es el bocadillo típico de Málaga, el que tantos estómagos llena después de las intensas jornadas de feria o de Semana Santa. Su base bien sencilla: pan redondo, blanco y consistente (como el de los molletes antequeranos, pero algo más plano y de mayores dimensiones), tomate, lechuga, jamón cocido, queso y una buena mayonesa o alioli. A esta primera versión creada en 1977 en Los Paninis de calle Victoria, cuya popularidad hizo que se extendiera a otras hamburgueserías de Málaga, se han ido añadiendo multitud de ingredientes, estando entre los más solicitados el pollo y el atún. Cualquiera de sus versiones hay que tomarla pasada por la plancha para que quede tostado y caliente, de ahí sus características rayas oscuras.
El campero se ha convertido con el paso de los años en una referencia de la gastronomía malagueña que se sirve en hamburgueserías, cafeterías, bares de tapas y chiringuitos, tanto es así que a principios de 2015 un grupo de amigos, capitaneados por el creador cultural Señor Margarito, decidió poner en marcha el rodaje de un documental para darle el lugar que se merece a este bocadillo que a día de hoy tiene tantas variantes como gustos. Este fue el origen del documental Orgullo Campero, nacido con la visión de cambiar el hecho de que el campero es un plato popular que se mantiene fuera de los atractivos gastronómicos en los circuitos turísticos. La idea es presentar el documental al Festival de Cine de Málaga y moverlo por festivales, principalmente gastronómicos.
Orgullo Campero
Orgullo Campero promete ser una auténtica revelación sobre lo que este popular bocadillo significa para los malagueños. “El campero siempre se ha relegado a la comida rápida sin categoría, sin embargo la realidad es que es un plato típico de la gastronomía de Málaga poco conocido. ¿Y si hacemos que sea tan famoso como el bocata de calamares en la gastronomía madrileña?”, reflexiona Señor Margarito. Las entrevistas que ha realizado el equipo para desarrollar el documental han dejado al descubierto la certeza de que el campero es el plato que más han comido los malagueños, el bocadillo que está unido a la amistad, a los lugares donde lo pasamos bien, a nuestro pasado y a los barrios donde cada uno suele comerlo, lo que pone de manifiesto que “el campero es una seña de identidad de los malagueños, y de ahí que el documental haya sido bautizado como Orgullo Campero”.
Y así, paralelamente, surgieron también las Camperadas Pop Up, eventos de un día o de unas horas donde se sirven camperos malagueños de autor, de gran calidad y a un precio asequible, en el que se cuidan todos los ingredientes y se da prioridad al producto local. La iniciativa está sirviendo también para seguir constatando la versatilidad de este bocadillo y probar nuevos sabores, pero, como cuentan sus organizadores, “siempre con la máxima de respetar su formato”.
La grabación del documental está teniendo muy buena acogida, ya que “para los malagueños, el campero es una tradición además de una seña de identidad”, aspecto que se suma a la observación de que es un plato que se consume a cualquier hora, edad y por cualquier clase social. Las razones: variedad y precio.
Camperos con aire madrileño
Y si el campero es popular en la tierra que lo vio nacer, ahora también está dando que hablar en la capital de España de la mano de Encarni Rodríguez y Paco Rando, dos vecinos de Rincón de la Victoria que se fueron a Madrid hace poco más de un año con el deseo de vivir nuevas experiencias y exportando hasta el barrio de Chueca (Calle Barbieri, 13) nuestro bocadillo más famoso. Allí abrieron la bocatería Granjero Busca Campero, un negocio del que ya tienen la primera franquicia gracias a la popularidad que consiguieron en tan solo unos meses. Cuenta Encarni que a ella y a su marido les constaba que el campero era desconocido por los barrios de Madrid y que con la idea de abrir un establecimiento que fuese novedoso decidieron hacer camperos. “Lo más complicado al principio fue encontrar el pan, hasta que dimos con una panadería que nos lo hace especialmente para nosotros”, haciendo así que el campero haya conseguido un hueco en la capital madrileña. Ella insiste en dos recomendaciones para hacer el campero perfecto: “ingredientes de primerísima calidad y mucho cariño”.
Dónde comerlos
Camperos se sirven en cientos de locales de Málaga, pero como en todos los platos siempre los hay más populares. Estos son los favoritos de opiniones gastronómicas reconocidas:
Esperanza Peláez, periodista gastronómica y fundadora de Km0 Club Gastronómico: Campero clásico de Mafalda, con su característica cebolla a la plancha. (Paseo Marítimo El Pedregal 71. Málaga).
Manu Balanzino, asesor gastronómico y sumiller: Campero de pollo de El Dorado, por sus filetes de pollo desmenuzados que le dan un toque diferente. (Calle Eolo 21. Málaga).
José Puchades, fundador de la guía on line de restaurantes Primer Plato: Campero de pollo de Valdi, porque ponen los filetes enteros dándole más consistencia (Calle Duque de la Victoria, 4. Málaga).