El campero es, sin duda, el bocadillo más malagueño. Una especialidad que ha llegado a convertirse en un icono gastronómico de nuestra provincia que ya está siendo exportado otras ciudades como Madrid. El campero es un bocadillo que, a pesar de tener una elaboración e ingredientes sencillos gusta a todos los estómagos y edades. Su creación se atribuye al año 1977 a Los Paninis, un establecimiento que se ubicaba en calle Victoria. Pan blanco redondo, jamón cocido, queso, lechuga, tomate y una buena capa de alioli o mayonesa casera. Poco a poco el campero se fue extendiendo a otras hamburgueserías malagueñas e incorporando otros ingredientes como el atún, el pollo o la carne mechada.
Con el tiempo y poco a poco el campero ha pasado de las hamburgueserías a las cartas de los restaurantes. Algunos lo han adoptado y adaptado a su propuesta gastronómica en un deseo de darle a este bocadillo tan popular y tan malagueño el lugar que se merece.
Esa es justo la idea que ha tenido Antonio Falcón, propietario de Jamón Power Urban Grill, poner al campero en un lugar privilegiado de la carta e incorporarle materia prima “noble” e ingredientes de alta calidad, creando una selección de camperos gourmet que no dejan indiferente a ninguno de sus clientes. Es la evolución y revolución del campero malagueño. “Queríamos hacerle un hueco gastronómico en nuestro restaurante y es lo que hemos conseguido”, afirma Falcón.
Y es que su visión del “campero rico” es lo que han desarrollado en la carta, un “bocadillo cocinado, no sólo a la plancha” que juega con los ingredientes. “Si los ingredientes no estuviesen dentro del pan, sería un plato. Comerlo así es más informal y divertido”, explica Antonio, quien afirma que ha dado esta vuelta de tuerca al campero de toda la vida porque no encontraba uno realmente a su gusto.
¿Te está entrando hambre? Pues apunta. En la carta de Jamón Power Urban Grill lo vas a encontrar de carrillera asada con setas cocinada a baja temperatura, albahaca y mayonesa de su jugo; de solomillo al ajillo con queso de cabra rondeño, tomate recién cortado, lechuga fresca y alioli casero; de pastel de carne con queso tierno, cebolla confitada y mayonesa casera; de lomo de atún escabechado con algas wakame y mayonesa de kimchi; de entraña con mayonesa y chipotle; y el clásico de pollo, que aquí de clásico no tiene nada, ya que lleva queso parmesano, bacon crujiente y kétchup de curry. Todos ellos en pan de cristal muy crujiente tostado lentamente al horno, y acompañados de patata agria nueva, pochada, frita y con mayonesa casera.
Seguro que a estas alturas tienes la boca hecha agua… Pues aún hay mucho más, porque están trabajando en ideas y nuevas elaboraciones para incluir nuevas variedades, como el de rabo de toro con alioli de pera. Desde luego, toda una evolución del campero malagueño que dará mucho que hablar en la provincia. Nosotros ya los hemos probado y repetiremos.