Adán y Eva escogieron las hojas de la higuera para cubrir su desnudez en el Génesis. Lo que no se llega a comprender es cómo la manzana les llevó a cometer el pecado original y no el higo, un fruto de sabor muy dulce y poéticas y tentadoras redondeces que entra por el ojo y te atrapa por el paladar. Se trata de uno de los cultivos más tradicionales de la provincia de Málaga, un manjar que se puede degustar de diversas formas y que se aprecia en muy diversos ámbitos. Desde los malagueños de a pie, personas que tienen alguna que otra higuera en sus campos, hasta el universo de los delicatessen o los deportistas, que valoran especialmente sus propiedades alimentarias.
De origen y consumo ancestral, los campesinos supieron hacer de su aparente debilidad –la delicadeza y fragilidad de la fruta– una fortaleza. ¿Cómo? Ideando un tratamiento sencillo pero efectivo que es el que nos permite a día de hoy degustar los ya famosos higos secos de Málaga. Como su nombre indica, nacen de dejar secar al sol aquellos que se han recogido de los árboles o los que van cayendo al suelo conforme avanza su maduración. Es un procedimiento que les dota de un sabor muy especial y que además potencia sus beneficios para la salud: más calcio e hidratos de carbono y un alto aporte energético. Una auténtica perita en dulce para quienes practican deporte o desempeñan una actividad física importante.
El mundo de la gastronomía está sabiendo sacarle todo el jugo y los productores malagueños lo saben muy bien. Estamos ante un producto que se puede tomar tanto de manera individual e independiente como en guisos, con carnes, a modo de acompañamiento, o en postres.
Uno de los referentes en comercialización de higos secos es Grupo Borgeños, una empresa de El Borge que ha sabido reinventar esta fruta y darle una proyección no solo nacional, sino internacional. Sus higos, bien a modo de las bautizadas ‘delicias’, bañados de chocolate o rellenos de praliné y licores, entre otros, se venden en países como Francia, Holanda o Alemania y ya se interesan por estas y otras propuestas de Borgeños en Sudamérica, Estados Unidos, Japón e incluso Arabia Saudí.
La calidad es clave para hacerse un hueco en mercados tan diferentes como exigentes. Borgeños apuesta por cuidar al máximo la selección de la materia prima. Trabajan con 70 agricultores y, según nos explica Salvador Marín, director de la enseña, seleccionan los frutos desde la misma higuera. “Visitamos a nuestros colaboradores en el mismo campo. Comprobamos in situ si responde a nuestras exigencias”. En definitiva, a pie de higuera es donde nacen estas delicatessen de las que en 2016 han llegado a producir 220 toneladas, “un 120 por ciento más que el ejercicio anterior”, apunta Marín.
Esta no es la única marca malagueña que comercializa higos secos, un alimento reconocido con el distintivo promocional Sabor a Málaga. Pese a no encontrarse datos unificados sobre la producción de estos en la provincia, sí podemos afirmar sin lugar a dudas que forman parte de los ‘imprescindibles’ de la despensa con sello malacitano.