No se trata de una despedida, sino de un hasta luego. KGB cierra sus puestas en la capital malagueña para trasladar su propuesta a Madrid. La crisis en el sector de la hostelería por la pandemia y la caída del turismo en la provincia han hecho mella en el negocio, pero aún así enfocan este nuevo reto con optimismo, para volver con más fuerzas.
“Teníamos previsto este año abrir un nuevo local en Teatinos, en Málaga, y en el 2023 en Madrid; pero la bajada de la facturación a cerca del 50% nos ha hecho replantear nuestros planes”, comenta José Alberto Callejo, gerente de KGB Málaga, estimando que para mediados de este 2021 puedan contar con su oferta de restauración en la capital madrileña.
“Un 12% de nuestros clientes que tenemos al año son de Madrid, por lo que sabemos que un local de este estilo tendría una gran aceptación alli”, según nos cuenta Callejo, por lo que esa misma carta, con sus platos emblemáticos; se traslada al centro del país. Y respetando esa esencia basada en sus tres pilares: la cocina andaluza, los platos internacionales y las creaciones culinarias que nacen de sus actividades del ‘chef invitado’, estos últimos llevando a su carta interesantes propuestas de reconocidas Estrellas Michelín.
La intención no es abandonar Málaga, sino regresar, y de hecho una vez asentada la propuesta de Madrid, regresar con las pilas cargadas a Andalucía para volver a demostrar su buen hacer en la cocina a su clientela de la Costa del Sol.
KGB Málaga, que responde a sus iniciales Kuartel Gastronomic Bar, ha sabido llevar ese espíritu de originalidad y modernidad en cada uno de sus platos, todo ello sin perder su auténtico sello de la cocina puramente andaluza.
De la mano de José Alberto Callejo, como gerente, e Irene Garrido como jefa de cocina, local que ella conoce por su trabajo desde el año 2008 cuando era La Moraga de Dani García y posteriormente Manzanilla, han sabido posicionarse como uno de los referentes en el centro de la capital malacitana.
Desde enero de 2017 han trasladado esa propuesta fresca y rompedora, que ahora justamente cuatro años desde el inicio de aquella aventura, la llevan a Madrid. En ese tiempo han ido convirtiéndose en punto de encuentro de los amantes de la buena cocina, en un local desenfadado y divertido donde la experiencia siempre ha sido de diez.
Uno de esos clásicos por lo que son conocidos es su KGBull, su peculiar hamburguesa con un sabor y un estilo propio, elaborada con carne de rabo de toro y acompañada por queseo danés Havarti, rúcula y mayonesa del propio jugo de rabo de toro.
También un local donde el tapeo clásico malagueño tiene su lugar, sin perder un ápice de su cocina de vanguardia, y para ello como ejemplos tenemos sus croquetas de la pringá del puchero o las de revuelto triguero, las premiadas patatas bravas, su pollo salteado al cocktail margarita o sus calamares a la plancha en salsa de tomate y ostras, ésta última creación de Diego Gallegos de Soho.
Sus tapas internacionales son otro de los ejes de KGB, como puede ser su cochinita pibil, una delicia mexicana con carne de cerdo, achiote, naranja, cebolla, lima y especias; desde Japón su tataki de tiburón, con salsa de soja o el huevo frito con Foie mi-cuit sobre un cremoso puré de patatas y que nos traslada a la cocina francesa.