Nuevos retos
Fuimos siempre ese barquito de papel que se salió de la ruta marcada. Del camino previsible. De las aguas marítimas conocidas. Fuimos siempre ese barquito que se salió del mapa, que le dio la vuelta al mapa e hizo de su singladura una aventura, un reto, una forma de ser y estar en el mundo. Fuimos, somos, ese barquito que cada día de navegación transforma los desafíos en oportunidades, los peligros en horizontes. Porque lo importante para esta tripulación no es el destino, el puerto de llegada, el final del trayecto, lo importante para este barquito es el viaje en sí mismo, el camino de agua dulce y salada que es la misma vida.
Lo importante no es llegar sino estar siempre llegando. Adaptarse a los vientos de salitre y a sus caprichos. Al azar, porque vivir es azar y el ti empo es el fuego en el que nos vamos quemando sin darnos cuenta, que decía alguien.
Estamos más cómodos en este barquito que se escapa, que poéticamente se pierde, que descubre por sí solo otros amaneceres, otros crepúsculos que se funden con la noche, estamos más cómodos navegando por aguas indómitas, libres de ataduras, convencionalismos, de las fuerzas de lo previsto. Nuestro cuaderno de bitácora es una bella rareza hecha de pequeños instantes. Y seguimos navegando. Haciendo de cada momento una historia única.