Aunque la zona conocida con el nombre de Cantal, abarca desde la Cueva del Tesoro hasta el mar, la parte que es más fácil de visitar es la que se conoce como Cantal Bajo, que es una de las pocas zonas de acantilados que existen en la provincia de Málaga. Desde allí se conecta subterráneamente con las numerosas cavidades que hay en la zona interior como la de la Victoria o la del Tesoro, entre otras. Actualmente, este promontorio calcáreo está atravesado por un túnel que fue usado por un antiguo ferrocarril. Estos acantilados, que unen a los núcleos de Rincón de la Victoria y de La Cala del Moral, se pueden recorrer por su zona ele-vada gracias a un sinuoso tramo de paseo marítimo, donde el visitante puede disfrutar de espectaculares vistas. A un lado, la bahía de Málaga; a otro, el litoral axárquico, incluido buena parte del rinconero
Gracias a su ubicación, un buen sitio para disfrutar una buena puesta de sol. Poco a poco, el sol va dejando de iluminar el Mediterráneo y consiguiendo una sensación de tranquilidad única en la costa malagueña. Es, por tanto, un lugar idóneo para el disfrute de los que buscan planes sosegados sin renunciar por ello a lugares con tanto interés.
En el caso del Cantal confluyen la antes mencionada singular geología y un pasado no muy lejano, que permitió abrir en esta zona caliza un túnel que se ha convertido en un atractivo turístico. Así, durante cerca de medio siglo, que coincide prácticamente durante la primera mitad del siglo pasado, ese túnel era recorrido por la famosa ‘Cochinita’, el curioso apodo con el que se apodó al tren que unía a Málaga con Vélez para después aspirar ir a Zafarraya (Granada).
Más fatídico es el episodio en el que tuvo algo que ver en 1937, cuando el túnel sirvió de puntual refugio a los miles de malagueños que salieron de Málaga en dirección a Almería ante el hostigamiento por mar y aire del ejército franquista y sus aliados.Hoy el conjunto que forman El Cantal y su túnel, que se puede atravesar tanto a pie como en bicicleta, es de los principales atrac-tivos que tiene la primera etapa de la Gran Senda de Málaga, que coincide aquí, como en varios puntos de la costa de la provincia, con la Senda Litoral.
Playas
En el entorno inmediato hay también numerosas opciones para continuar disfrutando con el patrimonio natural e histórico del término municipal de Rincón. Por un lado, están las dos playas que están separadas -o unidas- por El Cantal. Al oeste, la de la Cala del Moral; al este la de Rincón de la Victoria. Ambas han tenido un pasado marengo, de las que quedan reminiscencias en forma de barcas que toda-vía salen a faenar o a través de los numerosos restaurantes especializados en pescados y mariscos que conforman la principal baza de la oferta gastronómica de la localidad. A todo esto hay que añadir la devoción que todavía hoy se mantiene hacia la patrona del mar, la Virgen del Carmen, que cuenta con hornacinas a un lado y otro de la zona de acantilados (una en Rincón y otra en La Cala).
Por otra parte, no hay que olvidar que sobre estos calizos, con unas vistas panorámicas espectaculares de la playa de Rincón, se erige, a pesar de los siglos, la conocida como Torre del Cantal. Esta atalaya, que se puede ver fácilmente accediendo a la urbanización del mismo nombre, fue levantada originalmente en el siglo XIV por los árabes, aunque fue reconstruida posteriormente durante el mandato de los Reyes Católicos.
Y, como se decía al principio, El Cantal Bajo forma parte de un complejo kárstico de gran tamaño, en la que se incluyen dos de los principales reclamos turísticos de Rincón de la Victoria: la Cueva del Tesoro y el aledaño Parque Arqueológico del Mediterráneo. A pesar de que haya entre estos enclaves, situados al norte, distintas viviendas residenciales, hoy no se pueden entender el Cantal Bajo sin el alto. La gruta, que es visitable, fue ya habitada por el hombre prehistórico, aunque su mayor valor es geológico.
Hoy está considerada como la única cavidad de origen marino de Europa. De hecho, la acción del Mediterráneo ha sido la que ha contribuido durante milenios -desde el Jurásico-, con su efecto erosivo, a la formación tanto de esta cueva como de otras situadas bajo el denominado Cantal. En su interior se encontraron a través de distintas excavaciones numerosos restos humanos, animales y de cerámica de la época conocida como el ‘Neolítico de las Cuevas’. Entre sus salas más importantes, sobresale la de la Virgen, la del Volcán, la de Marco Craso y la de Noctiluca. Esta última debe su nombre al hallazgo de un templo dedicado a la diosa fenicia del mismo nombre.
Situado a pocos metros de la Cueva del Tesoro, el Parque Arqueológico del Mediterráneo tiene 90.000 metros cuadrados de superficie. La difusión científica constituye el eje de este recinto, en el que se ha recuperado la superficie geomorfológico original y la vegetación mediterránea autóctona. En su interior hay una réplica exacta de la pared de la Cueva de La Victoria, una gruta subterránea en la que se han encontrado pinturas rupestres. Además de contar con diversa flora autóctona, el recinto incluye unos caminos que están delimitados con roca natural, todo ellos destinado a producir el menos impacto medioambiental posible.