Situado en la Alta Axarquía, Alfarnate no sólo puede presumir de su altura sobre el nivel del mar -en torno a los 900 metros sobre el nivel del mar- sino también de disfrutar de un paisaje único en la provincia de Málaga. Las grandes sierras calizas que le rodean, como las de Alhama, Camarolos o del Jobo, con sus principales picos, el Chamizo y Vilo, convierten al entorno del pueblo en un enclave único, donde se respira un ambiente rural de alta montaña.
A todo esto hay que añadir los collados y tajos que se pueden apreciar en el acceso al municipio por el puerto de Los Alazores, uno de los principales atractivos visuales de esta comarca. Durante muchos siglos este enclave fue el camino obligado de aquellos que tenían que acceder hasta Granada, lo que lo convertía en el lugar idóneo para asaltar a los viajeros, sirviendo incluso de refugio, gracias a las numerosas cuevas y oquedades calizas que hay en la zona.
Por eso, este coqueto pueblo axárquico se encuentra e en un enclave histórico, en el antiguo camino de Málaga a Granada, en el denominado puerto de los Alazores. Durante muchos siglos fue el camino obligado de aquellos que tenían que acceder hasta Granada, lo que lo convertía en el lugar idóneo para los bandoleros.
Antes de llegar a este pueblo desde su vecino Alfarnatejo, hay que hacer una de parada obligatoria en la Antigua Venta de Alfarnate, lugar frecuentado por bandoleros entre los siglos XVIII y XIX, como Luis Candelas o incluso El Tempranillo. Más de tres siglos después de su apertura, este establecimiento permanece ajeno al paso del tiempo y conserva incluso uno de los calabozos donde pasó la noche apresado algunos de estos forajidos (hoy convertido en un pequeño reservado). En aquella época era una posada situada en el camino que conducía hasta Granada, donde eran ajusticiados los malhechores. El trayecto hacia la ciudad andaluza era tan largo que tanto el reo como quienes lo custodiaban tenían que pasar la noche en este tipo de establecimientos.
Alfarnate también cuenta con otros edificios de interés en su casco urbano. Así, como construcción civil destaca el propio Ayuntamiento, el más antiguo de la provincia, ya que se ubica en lo que hace cuatro siglos era un pósito donde se almacenaba el trigo. Tampoco faltan edificaciones religiosas, como la Ermita de la Virgen de Monsalud, patrona del pueblo. Este templo, que se encuentra en el propio casco urbano, es uno de los emblemas de la localidad por la devoción que se tiene a la citada imagen de la Monsalud.
De mayor tamaño es la iglesia de Santa Ana, que también fue construida en el mismo siglo que la ermita, aunque fue profundamente restaurada en 1.883. Hoy es uno de los templos más solemnes de la comarca.También es recomendable subir hasta el vía crucis del Santo Cristo, que hace las veces de mirador del entorno del pueblo. Además, en Alfarnate merece la pena visitar el Museo de Juguetes Antiguos, con numerosas piezas de pasado siglo.
Pero, además de su patrimonio histórico, Alfarnate puede presumir de sus paisajes estacionales, con estampas únicas en la provincia de Málaga, como ofrecen en las primeras semanas de la primavera sus cerezos. Este cultivo implantado hace relativamente poco tiempo es hoy uno de los más prósperos de la localidad.
Para ver los cerezos en flor habrá que alejarse, eso sí, del casco urbano. Esto más que un inconveniente es una ventaja para aquellos quieran hacer un poco de senderismo por este entorno. La denominada Ruta de las Pilas (circular y de dificultad baja media), prácticamente llana, nos conducirá a algunos de los cerezales más tupidos, que tienen estos días como telón de fondo el intenso verdor del campo. Además, se podrán ver algunas de las fuentes o pilones que antaño eran vitales para el ganado y hoy son una verdadera reliquia etnográfica.
En lo que se refiere a gastronomía, hay algunos productos que son ineludibles, como sus roscos carreros, que maridan perfectamente con el resoli, una bebida alcohólica que hoy no sólo se hace en muchos hogares sino que se comercializa con la marca local Licores de la Abuela. Sus cerezas o el aceite de oliva virgen extra son otros productos que también son conocidos por su tradición y por su calidad.
◦ CÓMO LLEGAR
Para llegar hasta Alfarnate, lo más conveniente es subir hasta Casabermeja por la autovía para desde allí tomar la A-356. Por esta carretera, a la altura de la salida de Colmenar, se toma una sinuosa carretera local que lleva hasta esta localidad, pasando antes por su famosa Venta de Alfarnate.
◦ DÓNDE COMER
El establecimiento más conocido del pueblo es su mencionada Venta de Alfarnate, donde se pueden los famosos ‘huevos a lo bestia’, un plato de migas muy contundente. Pero, además de este enclave histórico, situado a dos kilómetros del casco urbano, se puede tapear y almorzar en el propio casco urbano, en establecimientos como el bar Cristóbal, donde nunca faltan los platos tradicionales del pueblo y de la comarca.
◦ DÓNDE HOSPEDARSE
Aunque en Alfarnate no hay ni hoteles ni pensiones, sí que puede presumir de una amplia oferta de casas y cortijos rurales. Tanto dentro del casco urbano como en algunos parajes cercanos se puede optar por esta opción en cualquier época del año, gracias al clima benigno de la localidad. El Cortijo Venta de los Alazores o la Casa El Lugar son tan sólo algunos ejemplos.