Rodeado de un paisaje montañoso, con los picos del Gallo o Chamizo como telón de fondo, Alfarnatejo sorprende a quien no haya tenido la oportunidad de saber de primer mano sobre este paraje, y de esta forma conocer el encanto y peculiaridades de los pueblos blancos de Málaga; más concretamente en la comarca de la Axarquía.
Pocas veces en Andalucía nos vamos a encontrar con una localidad que reúna una oferta turística de contacto directo con la naturaleza, con rutas de espectaculares panorámicas y una gastronomía sin comparación. Se encuentra, Alfarnatejo, resguardado en un entorno natural privilegiado, en nuestro recorrido la vista se deja asombrar por los pinos y encinas que pueblan las distintas lomas.
Un paisaje escarpado y de terrenos abruptos y rocosos donde también la fauna salvaje tiene su hábitat y campa con gran libertad; como puede ser la cabra montés, el águila, el búho real o el gato montés. Su peculiar orografía y sus accesos lo hicieron un punto de interés histórico y arqueológico relevante, y ello lo demuestran los yacimientos neolíticos que se encontraron en el desfiladero del río Sábar.
Una zona también frecuentada por bandoleros, que supieron de las posibilidades de estas tierras para poder esconderse y encontrar refugio. “Alfarnatejo es un paraíso natural, rodeado de picos de altitudes de hasta 1.623 metros, punto clave de la escalada provincial, con seis rutas de senderismo, toda una experiencia que disfrutar, un sitio donde ver pasar las estaciones y lo mejor que cada una ofrece”, comenta el alcalde de esta localidad, Daniel Benítez.
Y es cuando llegamos al pueblo, si decidimos caminar a pie por su calles, cuando nos damos cuenta de la tranquilidad y la sensación de sosiego que nos invade; un pequeño oasis de edificaciones antiguas y con encanto en una llanura natural. Apenas conviven 400 vecinos y vecinas en esta reducida localidad, que reciben al visitante como uno más; se siente acogido y arropado, cuando descubre cada una de sus pequeñas grandes maravillas. A cada paso, nos maravilla cada rincón y esquina.
Iglesia del Santo Cristo de Cabrilla
Si es la primera vez que nos acercamos a Alfarnatejo, una de esas visitas obligadas es la iglesia parroquial del Santo Cristo de Cabrilla, una edificación que data del siglo XVIII, en la zona de mayor altura del pueblo. Se trata de una estructura de planta sencilla con dos naves separadas por arcos de medio punto, con su torre, de estilo mudéjar, construida en ladrillo cocido. Justo a la espalda de la iglesia se encuentra El Pilar, una antigua fuente; junto a la cual se localizan los tradicionales lavaderos, los cuales aún pueden ser usados.
Su puente de piedra que cruza sobre el río Sábar es otro de los atractivos del municipio, una pequeña estructura que comunicaba el municipio con algunas localidades vecinas. También se encuentran las ruinas del castillo de Alfarnatejo, que datan de la época musulmana, situadas en una de las laderas de la sierra, a 900 metros de altitud.
Gastronomía
Por supuesto, la gastronomía es algo que también debemos tener en cuenta cuando llega la hora en la que nos asalta el hambre. Es aquí donde la opción del cuchareo siempre es un acierto, tanto si nos decantamos por un cocido con los exquisitos garbanzos de la provincia, optamos por una sopa cachorreña, con ese sabor tan inconfundible que le da el comino y la naranja agria, o su famoso gazpacho de los tres golpes, con su verdura bien troceada.
Otras opciones también muy sabrosas y que nos apetecen ya con la cercanía del invierno y el frío son las migas, que puedes acompañar con ingredientes frutales, o el choto al ajillo, que se combina con hortalizas del campo en su presentación en la mesa. Alfarnatejo es conocido por sus roscos de San Marcos, unos dulces para chuparse los dedos, así como por su ensalada de berros o la de hierbabuena y ajos. “Es un pueblo donde además de disfrutar del entorno y la naturaleza , puedes saborear algunos de los platos más típicos de la Málaga interior, platos de los montes, nuestras fabulosas carnes, nuestras sopas cachorreñas o por supuesto nuestro gazpacho de los tres golpes. Tras una buena comida en cualquiera de nuestros restaurantes, se puede disfrutar también de nuestra cultura en la que destaca la Iglesia del Santo Cristo de Cabrilla, el Rincón del beso, El Pilar, el Puente Romano o nuestro parque-mirador”, dice.
La oferta de restauración con la que cuenta también es un motivo más para pasar un día en la zona alta de la Axarquía. Nos podemos decidir por el Restaurante Los Pirineos de la Costa del Sol, con unas espectaculares vistas a los montes y con unos platos, aún más espectaculares; donde las carnes a la barbacoa cautivan todos nuestros sentidos una vez nos la sirven a la mesa. También en Rincón El Colorín su carta nos ofrece auténticas delicias culinarias, ya sea por sus carnes, pizzas elaboradas en horno de leña y por unos postres caseros para cerrar el menú que entran por los ojos. O decantarnos por Restaurante Gerardo, cerca del arroyo del río Sábar, y sus comidas caseras como pueden ser el chivo, las migas o el plato de los montes.
También Alfarnatejo es conocido por los amantes del deporte y aquellos que quieren vivir el contacto con la naturaleza a través de las distintas rutas que ofrece la comarca. Uno de estos recorridos que podemos hacer es la conocida como ruta de Tajos, con los tajos de El Fraile, Doña Ana y Gomer como puntos de referencia. Desde la cima de El Fraile, el entorno nos ofrece una vista espectacular del pueblo así como de las sierras y lomas que se otean a vista de águila. Otra de esas rutas recomendables es la que sale de la pedanía de Pulgarín Alto, desde el municipio vecino de Alfarnate, y que nos permite visitar la Fuente del Conejo o el Morrón de Malinfierno en el camino al puebo tejón.