Ardales es uno de los pocos pueblos andaluces pueden presumir de ser una verdadera lección práctica de historia. En un recorrido por su territorio, es posible encontrar patrimonio de distintas civilizaciones, que vienen a demostrar la importancia estratégica que todavía hoy tiene esta villa. El pueblo está en un vértice donde confluyen varias comarcas malagueñas, como los valles del Guadalteba y del Guadalhorce, la Sierra de las Nieves, la Serranía de Ronda e incluso la Vega de Antequera. Es también una zona fundamental para entender la evolución del territorio, desde la prehistoria hasta nuestros días. De hecho, Ardales está en ese camino obligado de quienes iban del Valle del Guadalquivir a la costa mediterránea o viceversa.
Por todo ello, no es extraño que en su término municipal se encuentre una de las grutas prehistóricas más valiosas de Europa, la cueva de Ardales. No en vano, ha sido el único yacimiento arqueológico malagueño que se ha incluido dentro del Itinerario Cultural Europeo ‘Caminos del Arte Rupestre’. Le sobran motivos para ello, ya que allí se pueden apreciar manos paleolíticas negativas (pintadas con la técnica de la aerografía) o signos realizados con los dedos, presentes sólo en una treintena de yacimientos en todo el mundo.
De acceso limitado y sólo bajo reserva, esta cavidad tiene su complemento en el Centro de Interpretación de la Prehistoria del Guadalteba, situado en la entrada de Ardales. Allí, de forma muy didáctica, podemos conocer un poco más sobre la Prehistoria en la comarca, gracias a los numerosos restos expuestos y al énfasis pedagógico que ponen los guías del museo.
La civilización romana también dejó sus huellas en el pueblo en una construcción que fue fundamental antaño para cruzar el río Turón. Se trata del puente conocido como La Molina, cuya construcción original pudo ser en el siglo I. Con tres arcos de medio punto, es una de las obras de ingeniería más importante de la comarca. Hay que tener en cuenta que esta zona de campiña ha tenido siempre un gran valor estratégico.
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Fortaleza árabe
Río arriba se atisban los restos de una antigua fortaleza árabe, el castillo del Turón, que llegó a tener una decena de torreones y un alcázar, con una torre de homenaje que controlaba todo el valle. Aunque se encuentra muy deteriorado y su acceso es algo complejo, merece la pena subir hasta él para disfrutar de todo lo que se puede otear desde allí. La fortaleza fue destruida y abandonada en el siglo XV, pero aún conserva buena parte de su estructura defensiva. Apenas cinco kilómetros separan la fortaleza del Turón del castillo de la Peña, que corona el casco urbano. Este recinto amurallado, que se alió en su día con la rebelión de Bobastro, tuvo un papel fundamental en las guerras fronterizas entre árabes y cristianos. Además de estas dos fortalezas, Ardales puede presumir de tener un tercer elemento medieval, la mencionada ciudad de Bobastro, que fue un bastión civil y militar durante décadas. Allí tuvo su cuartel general Omar Ben Hafsun, el muladí que desafió el poder de los Omeyas entre los últimos años del siglo IX y los primeros del X. Todavía hoy queda mucho por descubrir en este enclave, que está situado en la Mesa de Villaverde, que resultó inexpugnable muchos años incluso para el poder del Califato de Córdoba, que necesitó casi medio siglo para controlar esta revuelta. En su interior, hoy se pueden ver los restos de una iglesia rupestre, que entre otros hallazgos demuestran la importancia de una rebelión que llegó a crear incluso una provincia dentro de Al-Ándalus.
La evolución de los años trajo otros vestigios importantes que se conservan en su territorio, como la iglesia de la Virgen los Remedios, un templo levantado a finales del siglo XVI.
Para encontrar el legado de centurias posteriores hay que dirigirse hacia el conjunto de los embalses que comparte con otras localidades vecinas, como Álora o Teba. De esta forma, los pantanos del Guadalteba, del Guadalhorce y del Conde del Guadalhorce se convierten en un verdadero mar de agua dulce a disposición de los vecinos y visitantes de Ardales. Este gran lago es hoy en día uno de los grandes atractivos de Andalucía, ya que allí la naturaleza y la mano del hombre han conseguido crear un enclave tan singular como el paraje natural del Desfiladero de los Gaitanes, que es recorrido por el Caminito del Rey, hoy restaurado para el uso y disfrute de todo aquel que no tenga vértigo.
En torno a estas presas, que fueron construidas en su día para generar energía, aguardan también otros enclaves singulares, como el ‘Sillón del Rey’, donde Alfonso XIII firmó la terminación de las obras del embalse Conde de Guadalhorce o la ‘Casa del ingeniero’ o ‘la Casa del Conde’.
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CÓMO LLEGAR
Para llegar a Ardales desde la ciudad de Málaga, hay que tomar la carretera A-357 dirección Cártama y una vez pasado este municipio continuamos hasta Ardales, sin desvío alguno. desde Antequera, la forma más rápida es por la A-387 dirección Campillos y después tomando la A-357 dirección Ronda y Ardales, hasta llegar al destino.
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QUÉ COMER
En Ardales, hay una amplia oferta de bares y restaurantes, aunque se pueden diferenciar dos grandes bloques. Por un lado, los que se encuentran en el propio casco urbano, y, por otro, los que están en el entorno de los embalses. En este conjunto es posible encontrar una gran variedad de platos y precios. El plato chorreño (similar al plato de Los Montes), la caldereta de cerdo, las migas, el jabalí al vino tinto o el cordero a la pastoril son algunos de los platos que no hay que perderse.
En lo que se refiere a productos, gozan de mucho prestigio sus embutidos caseros, que se pueden encontrar en establecimientos con muchas décadas de trayectoria, como El Cuartel o la carnicería Estrella. A ellos hay que unir otros productos muy conocidos fuera de Ardales, como el aceite de oliva virgen extra de Bravoliva, las galletas de almendra o los piquitos Rubio. Estos últimos fueron seleccionados para formar parte del menú de la boda real de Felipe II y Letizia.
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DÓNDE DORMIR
A pesar de no ser un municipio muy grande, Ardales cuenta con muchas opciones de alojamiento, como son el camping Parque de Ardales o el hotel Posada del Conde, situados ambos junto a los embalses. En el pueblo, además de algunas pensiones u hostales, sobresale especialmente el conjunto de apartamentos Ardales, que ofrecen comodidad y tranquilidad prácticamente en el corazón de la villa.
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