En el interior de la provincia de Málaga hay también destinos turísticos que se reivindican en verano. Es el caso, en la Sierra de la Nieves, de la localidad de El Burgo. Este pueblo, que limita con la Serranía de Ronda y el Valle del Guadalteba, se ofrece en período estival como un destino distinto, alternativo a la costa, gracias al Turón. Este río, que desemboca en el pantano del Conde del Guadalhorce, en el término municipal de Ardales, deja a su paso por El Burgo sorprendentes pozas de aguas cristalinas.
No en vano, desde sus casco urbano hasta el nacimiento del Turón, que también se encuentra en su término municipal, hay muchos hitos interesantes que guardan relación con el cauce del Turón. Siguiendo río arriba y dejando atrás el casco urbano de El Burgo, un carril en el margen izquierdo propone un original recorrido, siempre en compañía del Turón. Por este sendero, se llega hasta la presa del Dique, una de las zonas más frecuentadas en verano por los vecinos de la zona.Algunos metros más adelante el cauce del Turón va delatando su procedencia y ofreciendo su mejor cara, como unas bonitas cascadas.
Para llegar hasta el nacimiento es necesario adentrarse por un sendero más estrecho que abandona el carril principal, que resulta ser uno de los tramos de la Gran Senda de Málaga. Entre las cascadas que deja a su paso el Turón, también se puede ver río abajo, a la altura del cruce con las carreteras de Ardales y Casarabonela, una que está declarada hoy como Rin-cón Singular de la provincia de Málaga.
Además, en el propio casco urbano se puede pasear habitualmente por la ruta de la Acequia de los Molinos, que es una buena opción para caminar sosegadamente cuando se pone el sol en la localidad. En el inicio de este pasaje, eso sí, se puede ver el Puente Viejo, que por su tamaño evidencia que no fue construido para el paso de vehículos.Para tener una perspectiva más amplia de todo este paisaje del pueblo y del río, en definitiva, el valle del Turón se puede ir en vehículo hasta el Mirador del Guarda Forestal, hoy declarado como monumento natural de Andalucía. Este balcón natural está situado en una zona elevada en el puerto del Viento, en la carretera que une a Ronda y El Burgo.
El Burgo también alberga otro reclamo de interés ecológico en sus sierras. Así, entre el área recreativa de Los Sauces y el cerro de las Camaretas, en el término municipal de El Burgo, se pueden ver espectaculares pinsapos, algunos de grandes dimensiones. Aunque no es el bosque más denso de la provincia de Málaga, merece la pena adentrarse en él a través de algunas de las sendas circulares que parten desde la zona conocida como los Sauces, situada junto al antiguo convento de la Sierra de las Nieves. El Burgo es, además, un pueblo con historia. Hoy de su pasado se conserva sobre todo su iglesia de San Agustín y los restos de una antigua fortaleza.
Aunque solapadas por muchas viviendas, todavía se pueden ver algunas partes de la que fuera su muralla. Desde la dominación romana, la zona tuvo importancia por ser paso obligado entre el pueblo de Ronda y la capital de Málaga y el litoral mediterráneo. Sin embargo, el apogeo de esta fortaleza llega con la revuelta de Omar Ben Hafsun desde Bobastro a fi nales del siglo IX. Fue tomada por el propio califa Abderramán III en la llamada campaña de Turrus, en la que tuvieron que usar catapultas para tomar el castillo. Entre los siglos XIV y XV pasó en varias ocasiones de manos musulmanas a cristianas por su ubicación en zona fronteriza. Finalmente, pasó a claudicar ante los Reyes Católicos en 1.485, cuando cae Ronda. Hasta el XVIII, la fortaleza se mantuvo en un buen estado, pero un terremoto a mediados de ese siglo lo destruyó parcialmente.
Pese a ello, las tropas napoleónicas lo usaron de refugio en 1.812, pero lo demolieron casi en su totalidad cuando lo abandonaron. Hoy se adivinan muchas de sus murallas y restos de algunas de sus doce torres originales en algunos rincones del casco antiguo. El Burgo puede presumir también de ser el pueblo natal de dos personajes históricos. Por un lado, allí nació en 1878 el comandante Julio Benítez, conocido como uno de los héroes de Igueriben, una cruel batalla acontecida durante la Guerra del Rif. Un lustro antes nació allí el controvertido bandolero bautizado como Pasos Largos, un personaje sanguinario y despiadado que fue abatido a tiros por la Guardia Civil en 1.934. Con su muerte se puso fin a la historia del bandolerismo en España