La provincia de Málaga es un lugar propicio para hacer escapadas con cierto toque romántico gracias a su territorio y a su historia. Desde la Costa del Sol hasta la Axarquía, pasando por la Serranía de Ronda o la Sierra de las Nieves, en el territorio malagueño no faltan enclaves en los que se cuentan incluso leyendas de enamorados.
Entre las ciudades de Antequera y Archidona, se puede disfrutar de un recorrido que recuerda uno de los mitos más conocidos del antiguo Al-Ándalus, conocido popularmente como la Leyenda de los Enamorados. Se trata de una historia de amor imposible protagonizado por el cristiano Tello y la mora Tagzona. Él, valeroso soldado apresado en los calabozos de la fortaleza de Archidona, y ella, la hija del ‘walí’ Ibrahím que regentaba el castillo. Ambos son los protagonistas de una famosa leyenda que gira en torno a un enclave muy singular en la Vega de Antequera, la peña de los Enamorados.
El padre de Tagzona, como casi toda la sociedad de aquel entonces, desaprobaba esa pasión entre personas de bandos contrarios y de credos religiosos opuestos. Pese a ello, según la creencia popular, la joven liberó a Tello y ambos emprendieron la huida desde el castillo archidonés hacia territorio cristiano. Sin embargo, su escapada se vio truncada. Los centinelas moros se percataron de la fuga y los persiguieron. Ante este acoso, Tagzona y Tello, próximos a la gran roca, decidieron desesperados trepar hacia la Peña de los Enamorados. Una vez allí, tomaron la determinación de arrojarse desde lo más alto para impedir que las tropas de Ibrahím los separaran.
Gracias a ello, hoy se pueden visitar no sólo los alrededores de la singular peña sino también otros hitos de esta leyenda, como el mencionado castillo de Archidona, desde el que se divisa a la perfección la gran roca donde tuvo lugar el fatídico desenlace de esta historia. También se puede visitar en relación con la leyenda la alcazaba antequerana, donde los visitantes podrán asistir a un monólogo de la joven Tagzona en la Torre del Homenaje.
También hay historias con un final mucho más feliz, como la que protagonizaron en las fértiles tierras del Valle del Guadalhorce, Abindarráez y Jarifa con Rodrigo de Narváez. Este último apresó al primero cuando iba camino de Coín a casarse con su prometida. Abindarráez, que era de la saga de los Abencerrajes, suplicó a su captor que lo dejara ir para contraer matrimonio con su amada, a lo que éste accedió. Eso sí, puso como condición que regresara al tercer día a su cautiverio. El joven enamorado no sólo le hizo caso, sino que regresó con Jarifa. Ante esta muestra de amor incondicional, Narváez los dejó libres.
Además de estos enclaves relacionados con historias legendarias, hay otras sugerentes escapadas románticas, como las que ofrece la villa monumental de Ronda en su casco antiguo. El esplendor que vivió la ciudad del Tajo durante los siglos XVIII y XIX se respira todavía hoy en cualquier paseo por su casco antiguo.