Júzcar: la Navidad pitufa

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Desde el pasado año 2011 Júzcar es conocido por el único ‘pueblo pitufo’ del mundo. El estreno internacional de dos películas de los célebres personajes infantiles ha conseguido que la villa se convierta prácticamente en un parque temático sobre estos singulares seres azules.

Prácticamente todas la casas están pintadas del color de los pitufos, muchos de sus negocios están decorados bajo la influencia de estos dibujos animados y habitualmente se celebran mercados y otros eventos temáticos relacionados con ellos.

Ahora Júzcar se prepara para el tercer estreno de la saga, “Los Pitufos, la aldea escondida”. Aunque no hay fecha oficial, todo parece indicar que será en los primeros días de la próxima primavera. Por eso, en estos últimos días del otoño, los juzcareños han vuelto a pintar de azul, con la misma ilusión que en las ocasiones anteriores, tanto las fachadas de sus casas como otros edificios emblemáticos, como la propia iglesia del pueblo.

Pero, además, desde primeros de este mes de diciembre, en Júzcar no sólo brilla este color azul. Esta pequeña localidad de poco más de 200 habitantes ha estrenado un novedoso y original alumbrado navideño, que está compuesto por un tal de unas 650 luces, repartidas entre todo el casco urbano. Gracias a ello, el pueblo espera acoger en los próximos días numerosas visitas de familias con sus hijos, para que puedan disfrutar de la magia azul.

Pero, hay que recordar que además de esta especial ambientación, Júzcar  cuenta con lugares insólitos en su territorio, como son la ‘sima del Diablo’ -un gran salto de agua situado en la zona baja de su territorio- y la antigua Real Fábrica de Hojalata de San Miguel, considerada como la primera factoría que elaboró acero en el país. 

La vieja factoría de este pueblo malagueño, que conserva buena parte de su estructura, se encuentra actualmente en una propiedad privada, si bien se puede ver desde el camino que baja al Genal. Actualmente, sus dueños han dado un giro a la historia para convertir el edificio en una bodega ecológica.

La antigua Real Fábrica de Hojalata comenzó a funcionar en 1731 en este recóndito lugar de la Serranía de Ronda para aprovechar la abundante madera de sus bosques y la fuerza de las aguas del Genal. El enclave también era idóneo por encontrarse en un sitio discreto y poco conocido, ya que en aquella época la elaboración de hojalata era estratégica. De hecho, algunas crónicas históricas señalan que para poner en funcionamiento la fábrica fue necesario traer escondidos en barriles a dos ingenieros suizos desde Alemania, ya que éstos tenían prohibida su salida del país germano para evitar la competencia. La fábrica, que podría haberse tomado como modelo de los Altos Hornos de Vizcaya, llegó a tener más de doscientos obreros. Anecdóticamente, se dice que allí se utilizaron a camellos para el transporte del material que se iba elaborando.

En el municipio de Júzcar, también hay otra leyenda singular en torno a la Virgen de Moclón. Según la tradición oral, un pastor del pueblo encontró una pequeña talla de su imagen en el paraje del mismo nombre. Aunque intentó deshacerse de ella en varias ocasiones, la pequeña estatua de madera siempre volvía a su zurrón.

Desde el punto de vista y la perspectiva ecológica, también sobresale en el término municipal de Júzcar el paraje de Los Riscos, que comparte con el pueblo vecino de Cartajima. Este enclave es una de las zonas kársticas más importantes de la provincia de Málaga y cuenta no sólo con atractivos geológicos sino también biológicos. De hecho, en la zona se avistan con facilidad algunas rapaces, como el águila perdicera, y algunas carroñeras, como el buitre leonado. Además, tanto en este karst como en otros enclaves de Júzcar se pueden encontrar en otoño numerosos tipos de setas comestibles, como el boletus, el níscalo o la ‘yema de huevo’.

CÓMO LLEGAR

Júzcar se puede acceder tanto desde la carretera que une a Ronda con San Pedro de Alcántara como la que enlaza a la ciudad del Tajo con Algeciras. En el primer caso, habría que pasar antes por Cartajima, mientras que en el segundo, la carretera recorre Alpandeire y Faraján.

QUÉ COMER

Aún es posible comer algunas setas en los establecimientos de restauración del pueblo. Esta localidad está especialmente unida a la micología antes de que aparecieran los pitufos, ya que allí se organiza cada mes de noviembre una jornadas de difusión de los distintos de hongos que se pueden encontrar en el Valle del Genal. Los embutidos ibéricos y los dulces caseros son otros de los principales productos que conviene consumir en este municipio y su entorno.

DÓNDE DORMIR

Al ser un pueblo pequeño, no abundan las opciones de alojamiento. Eso sí, la localidad puede presumir de tener un coqueto hotel rural, Bandolero. Ese nombre no es casual, ya que parte de su decoración está ambientada en la época de los míticos forajdos de la Serranía de Ronda. Además de ser un establecimiento muy confortable, cuenta con un restaurante donde se miman mucho los productos locales.

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