Málaga es un territorio con una amplia diversidad ecológica, lo que le hace tener enclaves y rincones únicos en la geografía nacional. Así se puede decir que cuenta con sus propias maravillas, diseñadas en este caso por la propia naturaleza. Vertiginosos cañones, impresionantes cuevas, bosques de ensueño o conjuntos geológicos que se antojan como auténticos laberintos de piedra son algunas de las joyas que aguardan a quienes recorren la provincia de Málaga, que, a pesar de ser la más pequeña de Andalucía en cuanto a superficies, es una auténtica privilegiada en lo que se refiere a rincones ecológicos.
Emulando la lista mítica de las 7 maravillas del mundo, en Escapadas del Sur hemos hecho para Agro Magazine una selección de las 7 maravillas de la provincia de Málaga. Aunque no son las únicas joyas ecológicas, éstas, creemos, son las más impresionantes.
- Pinsapar de la Sierra de las Nieves. El pinsapo (abies pinsapo) es, sin duda alguna, la especie botánica más singular de la provincia de Málaga. Además de sus bosques en la Sierra de Grazalema, en la provincia de Cádiz, y de los Reales de Sierra Bermeja, entre Estepona y el Valle del Genal, se pueden ver en la Sierra de las Nieves, un macizo montañoso con el que se denomina al mismo tiempo a la Reserva de la Biosfera, el Parque Natural y la comarca. Dentro de este enclave de elevado interés ecológico, se pueden ver casi una veintena de pinsapares, que van desde los más densos hasta los más aislados y dispersos. Los más sobresalientes son los que se pueden ver en los territorios de Yunquera, Tolox, El Burgo, Ronda y Parauta.
- Torcal de Antequera. Lo que hace más de 200 millones de años estuvo sumergido bajo el mar de Tethys hoy es un apasionante laberinto kárstico. Así es el Torcal de Antequera, un conjunto de rocas calizas que cuenta con casi doce kilómetros cuadrados de superficie. Gracias a la erosión del viento y la lluvia y a la naturaleza caliza de estas piedras, este espacio, protegido como paraje natural, se ha convertido en un verdadero museo de esculturas naturales, hasta el punto de que muchas de sus rocas se asemejan a seres vivos u objetos. La más llamativa es la que recibe el nombre de El Tornillo, que cuenta con el estatus de monumento natural de Andalucía. Pero, más allá de la anecdótica forma que han cobrado sus rocas, en un paseo por el Torcal de Antequera hay que estar muy pendiente para ver algunos de los restos fósiles marinos -ammonites- que se pueden ver. Se trata de moluscos gigantes que hace millones de años formaron parte de la fauna del desaparecido mar.
- Complejo de las Cuevas del Hundidero y del Gato. Otra de las grandes maravillas naturales de la provincia de Málaga no es fácilmente de ver. Se trata del complejo subterráneo que aguarda entre las cuevas del Hundidero (Montejaque) y del Gato (Benaoján). Estas grutas, muy frecuentadas por los amantes de la espeleología, es uno de los lugares más emblemáticos de la Serranía de Ronda y no sólo lo es por sus dimensiones sino también porque durante milenios ha servido de refugio natural, desde los primeros pobladores de la zona hasta los bandoleros de los siglos XVIII y XIX. La cavidad ha sido formada por un río subterráneo, el Gaduares, que se une metros más abajo con el curso de Guadiaro. El río tiene un recorrido dentro de la cueva de más de 4 kilómetros. Aunque no se puede entrar en si no se tiene la autorización previa y el equipamiento necesario, sí se puede contemplar el gran salto de agua y la poza de agua cristalina que deja el río en su entrada.
- El Tajo de Ronda. El río Guadalevín atraviesa el casco urbano de Ronda a través de una impresionante grieta, conocida dentro y fuera de las fronteras de la provincia de Málaga como el Tajo. Se trata de uno de los cañones más vertiginosos de todo el país. Sus más de 100 metros de profundidad y su medio kilómetro de longitud lo convierten no sólo en una de las siete maravillas de la provincia de Málaga sino de Andalucía. Actualmente, el Tajo se puede cruzar desde tres puentes. El más conocido es el que se conoce como Nuevo, construido en el siglo XIX por Martín de Aldehuela. Los otros dos son el Viejo y el Árabe o de las Curtidurías. Hoy existen algunos itinerarios que recorren esta gran garganta rondeña. Entre ellos, hay incluso uno muy vertical, la mina que baja desde la conocida como la Casa del Rey Moro, uno de los vestigios que dejaron los árabes en la ‘ciudad soñada’.
- La Cueva de Nerja. Esta gruta, ubicada junto a la aldea de Maro, fue descubierta por casualidad por un grupo de jóvenes en 1.959. Tiene casi cinco kilómetros de recorrido, lo que la sitúa entre las de mayor desarrollo topográfico de del país. Las galerías abiertas al público tienen una superficie de más de 9.000 metros cuadrados, lo que supone aproximadamente un tercio del total de la cueva. Además de sus formaciones geológicas más espectaculares -estalactitas y estalagmitas-, esta gruta es una pieza clave para el conocimiento sobre la Prehistoria, ya que allí se han datado restos orgánicos asociados a unas pinturas en 42 000 años.
- Los Acantilados de Maro. Muy cerca de la anterior se encuentra el paraje natural de los Acantilados de Maro, que en su mayor parte se encuentran en la costa nerjeña (hay un tramo, el de Cerro Gordo, que está en el término municipal de Almuñécar). Comprende una serie de abruptos barrancos, playas naturales, torres vigías, calas y bosque mediterráneo, que discurren por esta zona del litoral. Este enclave se divide en pequeñas calas separadas naturalmente unas de otras a través de barrancos, acantilados o grandes rocas. La protección ecológica de estos acantilados y su franja mariana no es casual. La gran riqueza de fauna y flora se puede apreciar a veces a simple vista en sus cristalinas aguas.
- Los Reales de Sierra Bermeja. Este paraje natural de la provincia de Málaga, que cuenta con más de 1200 hectáreas de superficie, representa una de las principales singularidades del sur peninsular, ya que allí predomina el mineral que otorga a la postre el color rojizo a esta sierra, la peridotita. En torno a esta zona montañosa se pueden visitar densos bosques de pinsapos, que, en algunas zonas, conviven con pinares y otros árboles. También es una zona muy rica desde el punto de vista hídrico. No en vano allí nacen numerosos arroyos y ríos que desembocan o bien en el Genal (en la zona norte) o bien directamente al mar, en la costa de Estepona. Además de este municipio de la Costa del Sol, en este enclave ecológico confluyen los territorios de Genalguacil, Jubrique y Casares. Entre sus rutas de senderismo, las más conocidas son el Paseo de los Pinsapos (de baja dificultad) y la subida a la cima de los Reales (dificultad media).