Todas las épocas del año tienen un encanto especial en Mallorca, pero es en otoño cuando los colores ocres, rojizos y dorados ensalzan la hermosura de sus paisajes y cuando más se activa la actividad cultural. Y es que la mayor de las Islas Baleares sorprende, una vez más, por las maravillas de sus espacios naturales, la belleza de sus paisajes, el simbolismo de su entorno y la singularidad de su flora y fauna, acompañada por manifestaciones artísticas de primer nivel y una riqueza gastronomía de lujo.
Espectáculos de la naturaleza inundan los bosques mallorquines sin previo aviso
El otoño trae a los paisajes de Mallorca una magia especial que cautiva al visitante de un solo vistazo. Precisamente, uno de los momentos más impactantes que pueden admirarse en los paisajes naturales mallorquines es el día en que brotan, siempre sin previo aviso, Ses Fonts Ufanes. Situadas al norte de Mallorca, en el viejo encinar de la finca de Gabellí Petit en el término municipal de Campanet, constituyen el fenómeno hidrológico más singular de la isla. Se trata de una fuente con afloramientos intermitentes que brotan de manera difusa, muy potente y repentina.
Este fenómeno natural de gran belleza puede producirse varias veces durante el invierno. Algunos años se las espera en vano, pero otros brotan decenas de veces, lo que las convierte en un atractivo misterioso, mágico y fascinante. Las fuentes subterráneas comienzan a brotar del suelo inundando el bosque y su caudal continuo es de tal magnitud que incluso se forma una capa de espuma. Ses Fonts Ufanes fueron declaradas Monumento Natural protegido de las Islas Baleares en 2001. Su origen sigue siendo desconocido, aunque los geólogos creen que se debe a la acumulación de agua de lluvia en el acuífero de la montaña de Tomir que, sometido a altas presiones, expulsa el agua violentamente en este punto de la superficie.
Naturaleza cálida y acogedora en estado puro
Otro de los lugares que debe visitar cualquier viajero que no conozca el otoño en Mallorca es la Serra de Tramuntana, cuyos árboles centenarios invitan al viajero a vivir la naturaleza en su estado más puro. El olor a tierra mojada y a setas después de la lluvia, los movimientos huidizos de los animales entre los árboles, el canto de las aves y los espectaculares amaneceres y puestas de sol convierten los paseos por los parajes de estas montañas en un auténtico placer para los sentidos.
Declarada en 2011 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en la categoría de paisaje cultural, esta cordillera montañosa es la joya geográfica de la mayor de las Islas Baleares y constituye uno de los mejores lugares para disfrutar de la isla en otoño, cuando la temperatura aún es agradable y puede disfrutarse al máximo de la naturaleza. La Serra de Tramuntana se extiende desde Andratx hasta Formentor y su nombre viene dado por la tramontana, el famoso viento del norte presente en este macizo y que sopla desde el continente. Un recorrido por el que se conocerán pequeños pueblos idílicos y pintorescos entre los que destacan, por ejemplo, Valldemossa, Fornalutx, Puigpunyent, Deià, Sóller o Pollença, entre otros.
Especialmente emblemáticos son el barranco de Biniariaix, una de las obras emblemáticas de la Piedra en Seco, Bien de Interés Cultural de Mallorca; El Clot de Albarca, perteneciente al municipio de Escorca, en la cabecera del Torrente de Lluc y el Torrente de Pareis y la Sierra del Cavall Bernat (entre la Cala de Sant Vicenç y el Port de Pollença), una espectacular zona salvaje y poco transitada que hace las delicias de montañeros ávidos de emociones fuertes.
Una de las riquezas singulares de la Serra de Tramuntana es la obra de piedra en seco o pedra en sec, técnica constructiva utilizada desde tiempos inmemoriales que ha servido para ampliar zonas de cultivo, mejorar las cosechas, evitar daños y aprovechar el agua que de manera irregular recibe este territorio. Esta técnica utiliza la piedra residual de los campos, trabajada sin ningún tipo de argamasa o cemento, para levantar paredes de delimitación de parcelas y propiedades, caminos de montaña, barracas, carboneras y barracas de carbonero, hornos de cal y casas de nieve, entre otros elementos.
El máximo exponente lo constituyen las laderas de bancales, procedimiento de escalonamiento imprescindible para habilitar nuevos espacios de cultivo sin más recurso que la piedra del lugar. Estas construcciones utilizan materiales del entorno y se integran a la perfección en su contexto paisajístico natural, convirtiéndose casi en su prolongación.
Así, los amantes de la naturaleza pueden encontrar en Mallorca paisajes únicos donde respirar aire puro, cerca del mar y la montaña a la vez. Muestra de ello son los diferentes parques naturales que convierten a la isla en todo un pulmón de aire puro: el Parque Nacional Marítimo terrestre del archipiélago de Cabrera, el Parque Natural de S’Albufera de Mallorca, el Parque Natural de Mondragó o el Parque Natural de Sa Dragonera, el Monumento natural del Torrent de Pareis, el Parque Natural de la Península de Levante.
Además, estos parajes ofrecen infinidad de posibilidades para realizar actividades dirigidas a todo tipo de públicos, tanto para relajarse en ellos como para explorar todos y cada uno de sus rincones. Practicar senderismo, buceo, ciclismo o kayak en estos mágicos lugares se convierte en una experiencia única para todos los que deciden adentrarse en la esencia de la isla.
La XX “Nit de l’Art” saca el arte a la calle con la llegada del otoño
Como cada tercer jueves de septiembre, el casco antiguo de Palma se llena de arte durante su particular Nuit Blanche. Durante la noche del 23 de septiembre, museos y galerías de Palma aúnan esfuerzos para celebrar el comienzo de la temporada artística transformando el casco antiguo de la ciudad en una ruta para los amantes del arte. Así, durante esa noche, miles de visitantes tienen la ocasión de explorar las estrechas calles peatonales para descubrir algunas de las exposiciones, instalaciones y performance más destacadas de la temporada artística.
La “Nit de l’Art” (Noche del Arte) es la versión mallorquina de la tradicional «Nuit Blanche» que celebran muchas ciudades en el mundo. La primera edición se celebró en 1997 cuando las galerías de Palma que se hallaban ubicadas en el casco antiguo de la ciudad tuvieron la idea de compartir la ilusión con la que arrancaban cada temporada con su público, los coleccionistas y los amantes de arte de la isla.
Patrimonio culinario otoñal con sabor a mar y montaña
Los fogones otoñales de la isla de Mallorca llegan marcados por acontecimientos tan especiales como la matanza del cerdo, que tradicionalmente se celebra a partir del 25 de noviembre, festividad de Santa Catalina. Productos como guisos con carnes de caza, las setas y los platos de cuchara que llenan de sabor y carácter los menús de temporada.
Merece especial atención el papel que juegan los pequeños municipios de la isla que enriquecen con su cultura culinaria las propuestas gastronómicas y que actúan como grandes embajadores de la auténtica cocina mallorquina. Pueblos que atesoran el arte de conjugar los productos de la tierra cultivados con sabiduría ancestral para deleite de los paladares más exigentes.
Así, en otoño se descubren exquisitas elaboraciones de guisos autóctonos como las sopas (a diferentes carnes, enriquecidas con pan); el tradicional “bullit” (cocido con garbanzos y arroz, usando productos del cerdo y hortalizas, o bien su variante elaborada con pescado de roca y servida con una capa de alioli); el “frit mallorquín” (hecho con menudillos y despojos de cerdo) o platos contundentes como la “greixonera” (“cazuela”) de pies de cerdo.
Los golosos también encontrarán su momento dulce saboreando los dulces buñuelos de patata (típicos de la fiesta de la “Nit de las Verges”, que se celebra el 20 de octubre), las sabrosas “orellanes”, los “congrets de monja” y las confituras de frutas de temporada. Pero, sin duda, los principales protagonistas del otoño en Mallorca serán los rosarios azucarados (elaborados con fruta confitada, “panellets” y chocolate), los buñuelos y frutas de temporada, que endulzarán la fiesta de Todos los Santos haciendo las delicias de grandes y pequeños.