Antonio Ramírez, propietario de ambos restaurantes, se suma a la efervescencia culinaria en Málaga
La provincia de Málaga está plagada de buena gastronomía y de hosteleros que se esfuerzan para que una visita a su casa sea una experiencia que queramos repetir. Producto, calidad, servicio, vinos… son muchos los aspectos que influyen en que una experiencia sea completa.
Lo cierto es que Málaga vive en los últimos años una efervescencia culinaria evidente, pero igual de cierto es que hay hosteleros de raza que llevan toda su vida dando de comer bien. Este es el caso de Antonio Ramírez, propietario de Casa Antonio Tapas y La Viña de Antonio.
Su historia es como la de otros tantos profesionales de la restauración. Puede decirse que echó los dientes en una cocina, ya que su familia se ha dedicado desde siempre a este sector. Desde el negocio familiar, en Torre de Benagalbón, dio el salto en 2014 a Rincón de la Victoria, concretamente a la céntrica calle Córdoba, donde abrió lo que a día de hoy es uno de los establecimientos más reconocidos para el tapeo de calidad. Así lo avalan sus clientes y el hecho de que muchas veces sea complicado coger una mesa para comer o cenar, y no sólo los fines de semana.
En esta aventura le acompaña su hermano Jorge, que se encarga de todo lo referente a la cocina y es quien elabora lo que se come en Casa Antonio. Aquí la carta está especialmente pensada para compartir. Raciones bien servidas y elaboradas con materia prima de mucha calidad. Famosa es su ensaladilla rusa, que goza de excelentes opiniones en las redes sociales.
Una barra, un pequeño salón con mesas y una terraza de mesas altas siempre a tope donde degustar ensaladas, roscas, tosas, pescados y carnes, además de sugerencias y una amplia selección de platos a compartir. Desde unas croquetas del puchero o huevo frito y chorizo, pasando por unas bravas, su tartar de salchichón malagueño, el camembert frito, unos huevos rotos con taquitos de jamón y mi cuit de pato o un timbal de queso de cabra con foie de pato, caramelo de naranja y piñones.
Uno de sus platos imprescindibles por su sencillez y sabor es la tosta de bacalao ahumado, con tomate triturado, aceite de oliva virgen extra y mahonesa gratinada al horno, o la de huevos rotos con pimentón de la vera y balsámico. Los platos de cuchara en meses de frío también son otros de sus clásicos.
La Viña
Tres años después de comenzar su aventura hostelera particular, Antonio Ramírez decidió dar un salto más y abrir su segundo restaurante, La Viña de Antonio. Esta vez con una sala más amplia y especializado en carnes selectas y carnes cocinadas a baja temperatura.
Aquí vas a poder degustar algunas de las carnes más exóticas que vas a encontrar en un asador: desde rubia gallega, hasta danesa o alemana, pasando por simmental o polaca. Por supuesto, también tiene especialidades como el T-Bone o el waygu.
Para ofrecer la carne en su mejor punto, lo cocinan en un horno Josper, y en breve dispondrán de un horno tipo pira. Como opciones para la elaboración a baja temperatura trabajan el cochinillo, el chivo o el cordero, todo acompañado de buenas guarniciones.
Lo que sale de la cocina lo acompañan de una bodega seleccionada donde están representadas las denominaciones de origen más importantes de España. La decoración y los olores a brasa se suman a una experiencia gastronómica que le ha dado un hueco de prestigio en la Axarquía, tanto es así que las reservas para un fin de semana se agotan días antes.
Además, es uno de los pocos sitios en Málaga donde comer unos auténticos calçots de temporada, acompañados de longanizas de los Pirineos, butifarras o manitas de cerdo al cava.
Entre sus postres, no debes dejar pasar la ocasión de probar la tarta de cerveza negra con mousse de chocolate blanco.