La primavera marca un punto de inflexión en el calendario agrícola. Después de los meses fríos, la tierra vuelve a activarse y ofrece una gran variedad de productos que llenan los mercados de color, frescura y sabor. Es el momento ideal para disfrutar de frutas, hortalizas y legumbres que alcanzan su máximo esplendor en esta época del año.
Durante la primavera se intensifican las tareas de siembra. Los campos reciben nuevos cultivos que, gracias al aumento de las temperaturas y la suavidad del clima, crecerán vigorosos para dar sus frutos en las semanas siguientes. Entre los cultivos que se plantan en estos meses destacan los tomates, calabacines y pimientos. También es el momento idóneo para sembrar pepinos, lechugas, zanahorias, remolachas y judías verdes, todos ellos vegetales que se benefician de las condiciones templadas de la estación.
Además, en muchas regiones se inicia el cultivo de patatas tempranas y maíz, que requieren un periodo de desarrollo más largo y que estarán listos para la recolección avanzada la temporada. La primavera es, en definitiva, el inicio de un ciclo agrícola que se prolonga hasta el verano.
Las legumbres frescas, joyas de la temporada
Entre los productos estrella de primavera destacan las legumbres frescas. Los guisantes y las habas son dos de las protagonistas indiscutibles de la huerta en estos meses. Se recolectan cuando aún están tiernos y su sabor es dulce y suave, muy diferente al de las variedades secas. Estas legumbres son ideales para preparar platos sencillos, en los que se respete su sabor natural, y suelen formar parte de menús saludables y equilibrados.
También es el momento de los tirabeques, una variedad de guisante plano que se consume entero y que ofrece una textura crujiente y un sabor delicado. Estos productos, disponibles solo durante un breve periodo del año, son muy apreciados tanto en la cocina casera como en la alta gastronomía.
Frutas que anuncian el buen tiempo
La primavera es sinónimo de frutas frescas, jugosas y llenas de vitalidad. La fresa es una de las frutas más representativas de esta estación. Se recolecta en su punto óptimo de maduración y se caracteriza por su aroma intenso y su sabor equilibrado entre dulzor y acidez. Las fresas de primavera tienen una calidad superior a las cultivadas en otras épocas, gracias a la maduración natural que permite el clima.
A medida que avanza la estación, llegan los primeros albaricoques y nísperos. Estas frutas de hueso ofrecen una explosión de sabor y son ricas en nutrientes, ideales para consumir frescas o en preparaciones como compotas y mermeladas. Más adelante, la campaña de cerezas comienza a llenar los mercados con su característico color rojo brillante y su pulpa jugosa, muy esperada cada año.
Hortalizas que florecen con la luz primaveral
Las espinacas, acelgas y lechugas alcanzan su mejor momento en primavera. Su crecimiento es rápido y su sabor más suave que en otras épocas. Se cosechan a diario en muchas explotaciones y llegan al consumidor con toda su frescura. Además, el calabacín empieza a destacar en las huertas, con ejemplares tiernos y de textura firme, perfectos para asar, rellenar o incluir en cremas ligeras.
Los espárragos verdes son otro de los cultivos más característicos de la temporada. Su recolección es manual y exige precisión para garantizar su ternura y sabor. Se consumen principalmente frescos, a la plancha o en ensaladas, aunque también se utilizan en arroces y guisos suaves.
Un momento clave para la alimentación saludable
La variedad de productos frescos que ofrece la primavera convierte a esta estación en un momento perfecto para adoptar una alimentación basada en alimentos de proximidad y temporada. Consumir frutas, verduras y legumbres recién cosechadas garantiza un mayor aporte de nutrientes, al tiempo que se apoya a los productores locales y se respeta el ciclo natural de la tierra.
Primavera es sinónimo de renovación, y la huerta se convierte en el mejor reflejo de esa transformación. Los cultivos que nacen y se desarrollan en estos meses son un regalo de la naturaleza que merece ser valorado y disfrutado en su máximo esplendor.
