Que la fotografía culinaria es todo un arte no es ningún secreto. Conseguir que la persona que ve una imagen sienta deseo por un alimento determinado es un privilegio que no está al alcance cualquiera.
Hoy traigo a 4 fotógrafas de 5 tenedores, una pequeña selección de las mejores estilistas y fotógrafas culinarias del momento:
- Aiala Hernando (@deliciousyetbeautiful)
Nació en Getxo, es muy joven y ya ha realizado trabajos para Harrod’s, Esquire y Condé Nast Traveller, entre otras muchas importantes empresas. Trabaja casi en exclusiva con luz natural y consigue unos ambientes intimos, elegantes y de una gran belleza.
Actualmente vive en Ámsterdam, desde donde se desplaza para trabajar por todo el mundo.
Tiene una escuela online de talleres especializados en fotografía culinaria. Yo he realizado dos cursos con ella y le doy un 10.
2. Laura Ponts (@lauraponts)
Otra española que nos hace imaginar historias con sus fotografías. Planos cenitales en su mayoría y mil detalles perfectamente conjugados en sus creaciones hacen de ella una de las tops del momento en redes sociales. Ha escrito un libro llamado Arte foodie, en el que plasma su arte con una única cámara: su móvil.
3. Linda Lomelino (@linda_lomelino)
Esta joven estilista, bloguera y fotógrafa, cuenta ya en su haber con varios libros basados en la repostería que han sido todo un éxito en ventas. Lomelino’s cakes, Lomelino’s ice creams y Repostería, estilismo y fotografía son 3 de los que han llegado a ser todo un éxito en ventas. Su blog, Call me cupcake, cuenta con miles de seguidores en la red. Ver sus creaciones significa soñar despierto con sabores y olores que nos transportan a la cocina de nuestras abuelas.
4. Silvia Palma – Food and cook (@trottamundos)
Malagueña y bloguera de la revista Elle y Elle Gourmet, cada mes nos deleita con sus recetas. Sus estilismos luminosos y cuidados, su ‘limpieza’ en el set le hacen ser uno de los referentes en publicaciones gastronómicas.
Parta terminar, todas coinciden en un consejo común: sin una buena luz, no hay foto. Saber manejarla, estudiarla y entenderla es fundamental para el trabajo en fotografía pero especialmente en fotografía culinaria donde confluyen tantos elementos, colores y texturas.