Germán Bautista Santamaría, gerente de Grupo Maracas: “El turista busca la calidad gastronómica que estamos ofreciendo en Málaga».
KUME es el nombre de una isla paradisíaca de Japón y también de un restaurante que está dando mucho que hablar en los últimos meses, la propuesta gastronómica que Grupo Maracas puso en marcha el verano pasado en Puerto Marina. En primera línea, el joven Germán Bautista Santamaría, gerente del grupo y responsable de gran parte del éxito que está teniendo el restaurante junto a un equipo comprometido. KUME se ha erigido como un concepto gastronómico elegante y sofisticado en la Costa del Sol, huyendo del estigma de los restaurantes de comida prefabricada tan abundantes en esta zona de la provincia para apostar por la calidad.
¿Cómo comenzó KUME?
Todo empezó cuando los propietarios del Grupo Maracas, que tenían un local vacío en Puerto Marina, decidieron retomarlo para darle alguna función. Antes no se habían decidido por la restauración, sólo al ocio nocturno. A mí me contrataron para darle un cambio a la cocina de Maracas Beach Club de los Álamos. Empecé a gestionar la cocina, el cambio de las cartas, productos, personal… A partir de ahí ellos vieron que empezó a funcionar muy bien y así surgió el proyecto KUME, que ha sido ligar el concepto de gastronomía a las copas afterwork.
¿Cuál es el significado de KUME?
Teníamos otro nombre, pero no nos gustaba mucho. Víctor, uno de los DJ de Les Castizos, que es muy creativo, fue quien nos sugirió el nombre. KUME es una isla de Japón paradisíaca y el nombre empezó a gustarnos.
¿A qué público os dirigís?
Comenzamos pensando que el público objetivo de KUME era un público joven de 20 a 30 años y al mes tuvimos que cambiar la carta porque venía público desde los 20 años a los 50 años o más. Al principio teníamos en la carta opciones como los nachos o algunas tapas, pero nos dimos cuenta de que lo que más salía de la cocina eran tartar de atún, tartar de ternera, solomillo y chuletón de ternera, aunque lo teníamos fuera de carta. Así que adaptamos la carta a las sugerencias del público y a lo que más se consumía. La reinventamos.
¿Cuándo empezaste a trabajar en hostelería?
Empecé con 16 años en una venta fregando platos. Con 17 años iba a hacer extras en El Hotel Cortijo La Reina y a los 6 meses me contrataron como camarero. Al poco tiempo el director, que también trabajaba en el Parador de Gibralfaro, me ofreció quedarme de maitre. A los 6 años de estar de maitre, el hotel cerró y me ofrecieron alquilarlo. Estuve dos años y medio gestionándolo, con la misma sociedad de un bar de copas que monté, y luego se lo cedí a los dueños. Y continué trabajando como gerente, pendiente de la cocina y los empleados. Lo que he aprendido es del día a día, y doy gracias por tener la suerte de trabajar con pasión en lo que me gusta, no me pesa. Siempre he estado rodeado de mucha gente, he tratado con mucho personal y tengo muchos contactos. Por ejemplo me piden personal para Óleo, de Sergio Del Río; para Uvedoble, de Willy Orellana; para Casa Luque, cuando Rafa lo regentaba. Todo el mundo me pedía camareros porque me hice con una plantilla muy buena de gente joven y muy trabajadora. La verdad es que me encanta mi trabajo. Esta ha sido la carrera que yo he hecho, terminé bachillerato y comencé a trabajar. He pasado mucho, en el hotel he estado 8 años con más de 30 bodas por año, más eventos fuera. Ahora la gestión es diferente estoy más en la oficina en el día a día, coordinando desde otra esfera, trabajando y en el contacto y la negociación con proveedores, pero sigue gustándome mi trabajo. Aquí he continuado aprendiendo, sigo con motivación. No nos podemos quejar, en KUME llevamos cinco meses abiertos y tenemos lleno a diario. También he de resaltar la importancia de las redes sociales y el trabajo que se está realizando, nos estamos volcando también en esta faceta porque es necesaria la comunicación bien gestionada y desde ahí también ofrecemos un trato al cliente. También quiero resaltar la labor de nuestro chef, Ignacio Carmona. Además, ahora mismo hay 6 personas en la cocina de las que dos están dedicadas exclusivamente a la parte sushi.
¿Cómo crees que está contribuyendo la hostelería en la mejora del turismo?
Cada vez hay más productos de calidad, cada vez nos damos más cuenta de que el turista busca la calidad gastronómica. El turista está harto de la paella precongelada, la pizza… La gente viene a Málaga porque le estamos ofreciendo calidad.