Han pasado cien años desde que Casa Sardina abriera sus puertas en 1917. Desde entonces la Calle Real de Alhaurín El Grande, que es donde está ubicado este establacimiento, ha visto pasar muchos acontecimientos, historias y cambios sociales. Y no es para menos, porque cien años de vida dan para mucho. Casa Sardina cuelga de sus paredes docenas de recuerdos y entre ellos tiene mil y una anécdotas que contar -imagínense- como que fue el primer lugar de Alhaurín El Grande donde hubo radio (aquí los vecinos venían a escuchar los partes de guerra) y también el primer punto del pueblo donde hubo televisión y teléfono, con un número de marcación de un solo dígito, el 6. Entre sus objetos antiguos guardan cartas donde los cafés se cobraban a una peseta y una estantería donde exhiben con orgullo las primeras botellas de cristal que comercializaba Larios para su ginebra. Una mirada a las paredes de Casa Sardina es entender que este establecimiento se ha convertido con el tiempo en un trozo de historia viva de Alhaurín El Grande.
El establecimiento está regentado por Pepe (jefe de cocina), Francisco (responsable de sala) y Diego González (gerente), tres hermanos y tercera generación de la familia dedicada en cuerpo y alma a Casa Sardina. Empezó su abuelo, Francisco González, con una pequeña barra alquilada y después de cien años se han convertido en lo que es hoy, uno de los lugares de referencia de la zona que cuenta con bar, restaurante y alojamiento rural.
Casa Sardina es en la localidad toda una institución social. Antaño los vecinos del pueblo lo tenían como punto de reunión por la escasez de espacios para reuniones, por eso estas paredes han visto nacer cofradías, asociaciones y colectivos, convirtiéndose en testigo de los grandes acontecimientos de la localidad. Y la historia ha sido ininterrumpida. Pepe González lo reafirma: “nosotros no hemos cerrado nunca. Ni cuando hubo guerra, ni en tiempos de crisis, ni cuando hicimos la obra para ampliar todo esto. Sólo nos íbamos una vez al año, en San Juan, cuando mi padre nos llevaba a la playa a comer sardinas”, cuenta orgulloso, recordando que en la época de su abuelo el Ayuntamiento prohibía cerrar el bar, ya que era el lugar donde los vecinos se daban por enterados de los bandos. Y prácticamente siguen igual, porque sólo descansan un día a la semana desde hace apenas 14 años.
Digna es de resaltar, por supuesto, su parte gastronómica. Una cocina tradicional con mucho cuidado por el producto, sobre todo el del Valle del Guadalhorce. Entre sus especialidades, los indios, champiñones rellenos de gambas y jamón, o el pitillo de bacalao, con cebolleta y pimentón, que sólo sirven en Semana Santa. Tienen una gran variedad en todo tipo de carnes, pescados y postres, así como algunos platos de corte más actual como el tartar de salchichón de Málaga o la tosta de sardinas, todo casero, por supuesto.
Este siglo que cumple Casa Sardina va a servir también para aflorar un trozo de la historia de Alhaurín El Grande, ya que una de las actividades que van a desarrollar es una exposición en la Casa de la Cultura donde piezas, paneles interpretativos y distintos objetos recordarán todo lo que ha acontecido durante este siglo. Comenzará el día 30 de junio con la Noche Creativa alhaurina y se extenderá hasta septiembre, pero antes habrán hecho una gran fiesta donde agasajarán a clientes y proveedores con degustaciones gastronómicas y también a los colectivos de la localidad, con quienes comenzaron distintas actividades de celebración desde primeros de este año. Sin duda, 2017 promete ser uno de los acontecimientos más especiales para Casa Sardina, uno de los restaurantes más longevos de nuestra provincia. Larga vida a Casa Sardina.