Cuando Zenet pasa por Málaga aprovecha para pasear por el Pedregalejo de su infancia, el barrio marinero en el que un pequeño Antonio Mellado se entretenía con los amigos pescando pulpos y corriendo de chiringuito en chiringuito. El cantante, en plena promoción de su trabajo más reciente –‘Si sucede, conviene’–, nos abre las puertas de su casa para dejarnos conocer un poquito más de un cantante que en apenas ocho años se ha metido al público en el bolsillo. Apasionado de la música, un ‘disfrutón’ en toda regla para el que el pecaíto frito y el gazpachuelo son el mejor de los manjares del planeta. Y mira que ha recorrido mundo el ‘chaval’ …
María José Sánchez—Algunos le ‘descubrimos’ hace unos años en un anuncio de televisión. Sonaba la canción ‘Soñar contigo’ y era difícil no sentirse abrazado por la melodía, por la letra… ¿Somos los únicos que conocimos de esta manera a nuestro paisano Antonio Mellado?
Zenet—Lo cierto es que es algo que me ha dicho muchísima gente y eso supuso un empujón muy grande para mí en aquel entonces. Con la publicidad he llegado a conectar con un target interesante con al que de otra forma no habría llegado. Me pasó también con otras colaboraciones, una con Loewe y otra con Roca. Siempre le estaré agradecido a quienes pensaron en mi, la verdad.
MJS—De ese ‘Soñar contigo’ y tus ‘Mares de China’ han pasado ocho años. ¿Qué ha cambiado en este tiempo?
Zenet—Lo que está ocurriendo ahora es producto de un trabajo muy lento, granito a granito de arena. Hemos conseguido crear una familia, la familia Zenet, con un público muy fiel que se nota que nos quiere. Todo eso se percibe en el día a día, es fruto de un esfuerzo de hormiguita que se hace con mucho cariño. Entramos en este proyecto sabiendo que íbamos a hacer lo que nos apeteciera pero nadie nos advirtió del terreno que pisábamos, de cómo hacerlo. El caso es que aquí estamos, con discos que son a largo plazo, no de usar y tirar, sino con un recorrido importante. En cada propuesta se intenta descubrir alguno nuevo y especial y eso es los que nos impulsa.
MJS—Tu álbum más reciente nos invita al optimismo, ‘Si sucede, conviene’. ¿A qué suena este trabajo? ¿Qué hay de nuevo en este Zenet?
Zenet—Pues tenía algún género que quería empezar a curiosear e investigarlo y eso es lo que hemos hecho. Adentrarnos, bucear en él. Los ritmos cubanos me atraían muchísimo, por lo que abarcan y el tono que tienen. La salsa, el folclore de Cuba. Empecé a zambullirme en él, a divertirme y darle diversión al sonido y en ello radica parte de la esencia de este trabajo. También se pueden identificar ciertas inmersiones en la copla, con ‘Cuando te enfadas’ o algo de pop latino en ‘Pura envidia’, con el que estamos arrancando en Latinoamérica.
MJS—Tu público llevaba mucho tiempo esperando tu vuelta. Casi cuatro años para ‘parir’ este ‘Si sucede, conviene’, ¿por qué este largo silencio?
Zenet—No es algo premeditado. Cuando nos ponemos a trabajar entre composición, grabación y todo lo que rodea a un álbum hay muchos cabos por atar. Por otro lado, teníamos ya discos de largo recorrido, como te comentaba, con un repertorio que mucha gente aún desconocía. Hemos estado hasta hace dos años girando todavía con repertorios de 20 o 30 temas de álbumes anteriores por lo que una cosa ha llevado a la otra. Al final nos pusimos de lleno con este proyecto cuando consideramos que era el momento, el contexto lo pedía y lo afrontamos de lleno.
MJS—Has regresado con una forma de financiación innovadora, el micromecenazgo. ¿Con qué te quedas de esta experiencia?
Zenet—Sólo puedo decir que ha sido alucinante. Al principio estaba algo asustado porque no sabía cómo iba a salir pero el resultado ha superado las expectativas. Habíamos investigado al respecto, teníamos la experiencia previa de conocidos nuestros, como Los Delincuentes o el Niño de Jerez, pero al final no dejaba de ser algo desconocido. ¿Lo más reconfortante? El contacto directo con el público, el poder estrechar lazos con la familia Zenet, con quienes nos siguen desde siempre. Ha sido muy enriquecedor y dinámico, pues se invitaba a la gente a participar en las actuaciones, en la grabación. En muchos aspectos del proceso de producción del disco.
MJS—Llevas mucho tiempo viviendo fuera de Málaga. ¿Qué relación sigues manteniendo con tu tierra?
Zenet—Sigo totalmente vinculado y vengo muy a menudo. Tengo una casa allí y mi familia y mis amigos viven en Málaga, por lo que para mi son muy frecuentes las idas y venidas. Lo disfruto muchísimo y mi lazo con mi ciudad natal está muy presente en mi vida. Estudié en el Conservatorio de Málaga y me fui fuera a terminar mi formación, ya empecé a trabajar y me he nutrido mucho de las experiencias vividas. Ahora me encanta volver a casa para mostrar qué hago y seguir creciendo y aprendiendo de esta ciudad con la que tengo una relación muy sana.
MJS—¿Qué rincones de la urbe te arrancan una sonrisa? ¿Cuáles son tus ‘imprescindibles’?
Zenet—Fundamental Pedregalejo, el de mi infancia. Yo he visto cómo se transformaba todo este barrio, cuando no existía paseo marítimo. Mis juegos con los amigos han sido allí. Aún recuerdo lo que disfrutábamos pescando pulpos. Hay sitios que siguen transmitiéndome esa esencia. Luego está por supuesto la parte más turística de la ciudad, a donde llevo a la gente que nos visita de fuera. El casco histórico, la catedral, la Alcazaba, el castillo… A mi me siguen encantando, y eso de sentarte a tomar algo en el Café Chinitas y tomar pescaíto frito en este entorno con tanto encanto me sigue llenando.
MJS—Pocos lugares donde comer pescaíto como por nuestra tierra…
Zenet—Sin lugar a dudas, en serio. Mira que he viajado y estado en mil sitios diferentes donde he probado pescado, ¿eh? Pero me resulta imposible que se iguale a la calidad que encontramos por aquí, por la calidad de la materia prima, la limpieza del aceite, el punto que le saben coger los cocineros al pescado. La Málaga más marinera es perfecta para ir a comer. El chiringuito del Cabra o El Caleño son dos de mis favoritos.
MJS—¿Qué otras especialidades malagueñas te pirran?
Zenet—Hay muchas. El gazpachuelo, que me recuerda a mi abuela. Me parece un plato dificilísimo de preparar, esa mezcla de lácteos y ácido que sabe tan bien, a mar. En una ocasión lo comenté en una entrevista y Dani García me envió por correo la receta del gazpachuelo tradicional, en una carpeta muy cuidada, con todo lujo de detalles. Me invitó a ir a su restaurante y es una invitación que tengo pendiente, la verdad.
Otros platos que suelo pedir cuando vengo son las berenjenas con miel de caña y el cabrito. Hay algunos merenderos en Rincón de la Victoria que siguen preparándolos de manera magistral. Cuando vengo y puedo aprovecho para darme una escapada y buscar algún sitio donde me lo sirvan.
MJS—¿Y te animas a meterte en la cocina, a coger el mando de los fogones?
Zenet—Sí me gusta cocinar pero confieso que mi carta es muy reducida. En casa suele cocinar mi pareja, que es vasca. A veces nos repartimos las tareas y yo entro en faena. Lo que es innegable es que la cocina tiene un poder desestresante absoluto y eso está genial.
MJS—Con la mirada puesta en el futuro inmediato, ¿qué proyectos te gustaría acometer?
Zenet—En la música me queda aún mucho recorrido. Me gustaría ir evolucionando, templando la voz y con un espectáculo cada vez más depurado en el escenario. Por otro lado, hay una asignatura pendiente que quiero retomar, la psicología. Me matriculé en la UNED y llegué al tercer curso, pero por falta de tiempo tuve que aparcarlo un poco. Soy un curioso respecto al funcionamiento de nuestro cerebro. Todo se andará, la verdad. No se trata de estudiar para aprobar sino estudiar para saber, y en esas estoy. ■