Cinco pueblos malagueños que brillan en primavera

Es en primavera cuando muchos pueblos malagueños pueden presumir de rincones singulares y coloridos. Es el que proporcionan en estos días especialmente las macetas que adornan calles, pasajes, plazas y otros enclaves urbanos. En muchos casos, se percibe el legado andalusí, con angostas y empinadas calles que se convierten en auténticos laberintos donde merece la pena perderse. Así, en la Axarquía abundan las propuestas para disfrutar de ese colorido que proporcionan sobre el fondo del blanco de la cal las flores y las macetas.

Entre esos pueblos, están Frigiliana, Canillas de Aceituno, Canillas de Albaida, Torrox –en su casco antiguo–, Sayalonga o Salares, Alfarnate, entre otros. También hay rincones pintorescos situados en segunda línea de playa de la Costa del Sol, como Mijas Pueblo, Ojén, Casares o incluso Estepona, que en los últimos años ha conseguido recuperar en su casco antiguo el colorido tradicional de los pueblos andaluces. También en la Serranía de Ronda hay localidades que resultan idóneas para conocer durante la primavera. Es el caso de Benarrabá, Benalauría, Benadalid, Algatocín, Genalguacil o Jubrique, entre otros.

Eso sí, los siguientes pueblos brilaln especialmente en esta estación del año.

1. Frigiliana. Considerado como uno de los pueblos más bonitos de Andalucía, ofrece un gran contraste cromático gracias a sus macetas y a sus puertas y ventanas, que suelen tener colores muy vivos que resaltan aún más sobre la cal. En el Barrio Alto o Barribarto aguarda un auténtico laberinto en el que merece la pena perderse, en el mejor sentido de la palabra. Además de los contrastes de colores, lo que más destaca en esta zona son las vistas panorámicas, que alcanzan incluso a la franja del Mediterráneo que baña a su vecina Nerja.

2. Benarrabá. Aunque en el Valle del Genal hay otros pueblos que también mantienen la costumbre de adornar sus calles con coloridas macetas, en Benarrabá han conseguido crear una bonita atmósfera de luz y color únicos. Especialmente en el entorno de la iglesia de la Encarnación, se ha conseguido mantener la fisionomía tradicional de estos pueblos serranos, donde resalta el contraste entre las coloridas macetas y las blancas fachadas de sus casas más antiguas.

3. Estepona. Ser uno de los municipios turísticos más importantes del país no es incompatible con el tipismo andaluz. No en vano, ha sido una de las grandes apuestas de Estepona en estos últimos años, lo que se ha bautizado como el ‘Jardín de la Costa del Sol’. En el casco antiguo del municipio, se puede hacer este bonito y colorido recorrido.

4. Canillas de Aceituno. Aunque su casco antiguo es relativamente pequeño, merece la pena perderse por él para sorprenderse por rincones que se han convertido en auténticos vergeles gracias al empeño de sus vecinos. Especialmente, se puede disfrutar de este tipismo andaluz en la zona más elevada del pueblo y el entorno de la plaza del Castillo, es decir, en el entorno de su iglesia.

5. Mijas Pueblo. A pesar de ser hoy una pequeña ‘torre de Babel’, este municipio de la Costa del Sol sigue conservando el tipismo andaluz en muchos de las calles y los rincones de su casco antiguo. Entre el Santuario de la Virgen de la Peña y las antiguas murallas, aguarda un trepidante recorrido con coloridas macetas y fachadas blancas.

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