Entrevista con Eduardo Huelin, director de Mangoa Catering

“Buscamos más realidad y menos artificio en los platos”

Mangoa se ha convertido, por derecho propio, en uno de los caterings más competitivos de la Costa del Sol, merced a una cocina de mucha calidad, un equipo propio de diseño junto a un plantel de profesionales de probada trayectoria. Están ubicados en Torre del Mar donde disponen de amplias cocinas industriales perfectamente equipadas. Elaboran un tipo de cocina de raíces andaluzas debidamente actualizada y cubren toda Andalucía. Entrevistamos a Eduardo Huelin, director de Mangoa Catering.

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¿Cómo surge Mangoa Catering?

Se trata de una refundación de una empresa familiar que se perdió en el tiempo y cuyos inicios datan de 1915. En realidad, Mangoa Catering surge como tal en 2013 cuando varios socios decidimos unirnos para recuperar esa esencia, que ahora nos define. Al frente del proyecto se encuentran Vanessa Cobos, como responsable del área de diseño, Antonio Sebastián Pastor, y Eduardo Huelin, como director.

¿Qué ámbito geográfico tiene vuestro catering?

Principalmente la provincia de Málaga, aunque tenemos buena presencia en la costa de Granada y Almería. Por otro lado, podemos atender cualquier punto de la geografía andaluza.

¿Cómo dais forma a la cocina y estilo de este catering?

Pues para empezar, recurrimos a libros de recetas para rescatar platos de principios del siglo pasado, actualizándolos naturalmente. Pese a la juventud de Mangoa, el equipo al completo posee una amplia trayectoria en el sector. No en vano, la mayoría de profesionales procede de otros caterings. Nuestro objetivo ha sido hacer algo nuevo y mejor, donde no se repitieran los errores previos. Un proyecto al que aportar buenas ideas.

¿En qué os diferenciáis como catering?

Pues empezamos con un departamento propio especializado en decoración y diseño. Considero tan importante la imagen y una buena puesta en escena como lo que estás comiendo. Habíamos detectado esa necesidad y nos negábamos a externalizar el servicio, tal como hacen otros.

En términos de cocina, Mangoa quiere estar al mismo nivel de producto y ejecución que un gran restaurante. Cuando sacamos un plato para 200 personas, estudiamos todo el proceso al máximo detalle para obtener el mejor acabado. Lo elaboramos exactamente igual para una persona que para doscientas. Desde el punto de vista gastronómico, no pierde calidad alguna porque estudiamos nuestra carta para cada evento.

Han trabajado mucho la cocina recuperando recetas de antaño, ¿no es cierto?

El equipo de Mangoa ha rescatado platos y conceptos del siglo pasado. Concretamente, de la gastronomía andaluza a fin de poner en valor el producto de temporada y la cocina de mercado. Básicamente, lo que buscamos es más realidad y menos artificio. Para ello, seleccionamos lo mejor de cada momento y que sea muy fresco. Además, orientamos al cliente en ese sentido. Más del 90 por ciento de nuestros proveedores son cercanos. Preferentemente, ganaderos, agricultores de la provincia y pescadores de La Caleta. Por ejemplo, el chivo procede de Canillas de Aceituno. Lo autóctono, en mi opinión, es lo que ofrece más calidad. Y en el caso de otras provincias, el solomillo de vaca Retinta es el mejor que hemos encontrado en Huelva.

¿En cuanto a las novedades?

No hay tanta novedad como consolidación de los servicios añadidos. Hemos ido ampliando la cartera de servicios para lograr un mix completo de imagen y producto. Al margen del catering habitual, contamos con barra libre, carritos de palomitas, de patatas asadas, nivel extra de decoración, etc. En definitiva, cualquier cosa que se le ocurra al cliente.

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Juan Alberto Gómez
Redactor todoterreno con más de 15 años de experiencia, en el mundo de la gastronomía, el turismo y la economía. Explorador incansable de los sabores, las cocinas del mundo y los nuevos hallazgos culinarios. Siente pasión por todo lo que rodea al mundo del vino y la enología. También de los productos de temporada y kilómetro 0, lo que viene en denominarse ‘slow food’. Hace suyas unas palabras de Cicerón: “el placer de los banquetes debe medirse no por la abundancia de los manjares, sino por la reunión de los amigos y por su conversación”.