Jordi Mesón Tapas es uno de los establecimientos más recomendados de Torre del Mar, donde, desde 2001, ofrece una carta variada en la que abundan los platos tradicionales modernizados sin estridencias, que invitan a acompañar con una cuidada selección de vinos. En él destaca la calidad de sus productos en relación con los precios, lo que les ha valido la distinción por parte de la Guía Repsol en la categoría de Soletes, reservada a locales con una oferta asequible a los que siempre merece la pena volver.
¿Habéis notado el efecto del reconocimiento de la Guía Repsol?
No notas que la gente venga más por eso pero nos da la satisfacción de que nuestra trayectoria sea reconocida por personas externas. Quien conoce el Solete sabe que viene a un establecimiento que tiene el aval de la Guía Repsol. En nuestra carta aparece el Solete y otros reconocimientos que tenemos.
Es una buena recompensa después de haber pasado el difícil periodo del confinamiento y las restricciones derivadas de la pandemia. ¿Cómo ha afectado esta etapa a vuestro establecimiento?
Nos adaptamos a las circunstancias que había en ese momento y, como todo el mundo, tuvimos que sobrevivir como pudimos. En la carta hemos hecho algún cambio, aunque antes ya quitábamos platos y poníamos nuevos periódicamente. También aprovechamos para hacer algunos cambios en el local que eran necesarios, pero la estructura de personal es la misma.
¿Cambia mucho la carta con el cambio de temporada?
No, la carta es estática pero en cocina hacemos uno o dos platos al día en función de la estación. En verano platos más frescos y ahora en otoño e invierno platos más contundentes.
¿Os ha sorprendido la aceptación de alguno de los nuevos platos introducidos en la carta?
Hay dos platos que teníamos mucho interés por incorporar en la carta y la aceptación ha sido masiva. Uno de ellos son los torreznos, que dimos a probar hace dos años y ya están en carta. Otro es la hamburguesa típica; no la teníamos porque no nos llamaba mucho la atención, pero nos pusimos a trabajarla y hemos conseguido un producto bueno y de calidad, ya está en carta y a la gente le encanta. Por el pan y la salsa se pueden diferenciar unas de otras pero lo más importante es que sea una buena carne.
Torre del Mar es una localidad que atrae a muchos visitantes en verano. ¿Cómo os afecta la estacionalidad?
Durante todo el año el número de trabajadores se mantiene estable y en los meses de verano se incorpora una persona. El trabajo no se multiplica en verano, se trabaja más pero el nivel de trabajo de todo el año es muy alto.
¿Cuáles dirías que son los platos por los que los clientes vuelven?
Los lunes hacemos puchero y está de muerte, lo hace mi mujer como si fuera para la familia, no escatima en ningún ingrediente y sale un plato con mucho sabor. En la olla caben quince raciones y ya están reservadas todos los lunes. La gente reserva la mesa y el plato con varios días de adelanto. Los viernes hacemos callos con garbanzos, que están buenísimos, y los sábados hacemos paella. Son platos que la gente ya sabe qué días va a encontrar y vienen por ellos.
¿El toque casero puede ser lo que os diferencia de otros restaurantes de la provincia?
Sí, hacerlo con todos los ingredientes necesarios y no escatimar en nada es clave.
En vuestra oferta no caben platos de vanguardia.
Nos resistimos porque nuestra cocina es una cocina tradicional, no de escuela. Mi mujer y sus ayudantes no han pasado por ninguna escuela de hostelería, que es donde se aprenden técnicas nuevas. Como nuestra base no es esa no podemos incorporarlo a nuestra cocina. Los platos con espuma no encajan en nuestro perfil.
¿En qué platos se nota vuestra apuesta por los productos locales?
Siempre apostamos por productos locales, es algo que hacemos como norma. Con quesos de cabra de la zona tenemos varios platos, veníamos utilizando el curado y ahora estamos utilizando el fresco, lo incorporamos en varias ensaladas y a la gente le encanta. También verduras y fruta y tenemos muchísimos vinos de la zona.
¿Le esperan a Jordi Mesón Tapas al menos otros 20 años más?
Me voy a jubilar dentro de cinco años y no sabemos lo que va a pasar. Ahora está al mando mi hijo, que ha cogido el testigo, lo hace muy bien y le encanta. Mi mujer y yo como fundadores le estamos dejando a él carta blanca para que haga lo que le parezca mejor. Lo está haciendo muy bien, le encanta la gastronomía. Le gusta incorporar lo que ve cuando viaja, dentro de lo que se puede.