En el corazón de Sevilla, en la localidad de Pilas, en Doñana, se encuentra el viñedo Dehesa del Zarco. Un terreno en la que el ECO-Viticultor de pueblo Juan Diego Moreno y su familia han recuperado los cultivos de vid que antaño llenaron esos campos, y que tiempo atrás fueron reemplazados por olivos. Poco a poco, esta pequeña empresa familiar ha ido cogiendo impulso y ya comercializan su propio caldo, en unas tiradas muy pequeñas y selectas a las que cualquiera puede acceder gracias al comercio electrónico.
¿Cómo surge la idea de fundar el Viñedo Dehesa del Zarco?
Es un proyecto familiar pequeño no, pequeñísimo, que arrancó en 2008. Ha sido un proceso lento, pues hasta hace dos años no empezamos a sacar nuestro Zarco, que es nuestro vinto tinto y único producto, que poco a poco se va dando más a conocer. Somos una empresa tan pequeña que nuestro vino, de momento, lo realiza una bodega externa. Estamos ubicados en Pilas, Sevilla, que es una localidad de unos 15.000 habitantes, en la que hay todo tipo de servicios, y donde la gente es muy resuelta. En nuestro caso, quisimos buscarnos la vida haciendo lo que nos gusta.
¿Cómo fueron los orígenes del viñedo?
Muy duros, partíamos desde cero, y empezamos plantando nosotros mismos. Yo no soy enólogo ni nada parecido, pero me encanta el tema de la viticultura ecológica, y tengo los conocimientos que mi padre había adquirido de mi abuelo, que ya no está. De hecho, el vino es un homenaje a él, que vio cómo la vid tradicional de esta tierra fue arrancada para plantar olivos de aceituna de mesa, y nosotros recuperamos esos viñedos.
Por otro lado, ha sido complicado el tema de construir en terreno rústico, no urbanizable. Nuestro viñedo está ubicado en Doñana, y hemos tenido que pelear mucho con Diputación, Junta de Andalucía, mucho papeleo, pero ya hemos conseguido construir y que esté todo legal. El objetivo es que podamos elaborar allí nuestro propio vino, y que se pueda visitar la bodega. Al ser una empresa pequeña, imagino que será un camino muy lento.
Vamos poco a poco. Pero siempre hemos sido muy realistas. No somos una familia que tuviese millones para invertir, pero sí comprobamos que a largo plazo las cosas se pueden hacer. Como decía, hasta hace dos años no empezamos a obtener algo de beneficio, después de años cuidando el campo, haciendo todo tipo de trabajo.
¿Y qué os diferencia de otros viñedos?
Que lo hacemos todo de manera ecológica. Eso es un punto bastante importante, y más por la zona en la que nos ubicamos. No hay tantas empresas que tengan el certificado ecológico, y eso nos diferencia del resto. Los tratamientos que realizamos a las plantas los realizamos nosotros mismos, para evitar las enfermedades propias de la viña, con cola de caballo u ortigas, que las dejamos macerar unos días. Nuestra filosofía es abastecernos nosotros mismos, y por eso en el futuro queremos no tener que acudir a bodegas externas, lo que reducirá las emisiones de CO2. A la vez, intentamos concienciar a la sociedad del tema de la contaminación, procuramos ser lo más verde posible. Recordemos que nos encontramos en Doñana y es esencial cuidar la tierra en la que estamos.
En ese sentido, destaca la recuperación que habéis hecho de la churra lebrijana, una raza ovina.
Nuestra etiqueta va en homenaje a esa churra lebrijana, de hecho. En el pasado había muchos ejemplares por aquí, pero es una raza mu complicada, que no servía para leche ni para carne, porque no engordaban. Los ganaderos poco a poco la dejaron fuera, hasta que se ha convertido en una raza en peligro de extinción. En España habrá unas 350. Nosotros empezamos con un macho y dos hembras, y ya vamos por 12 ovejas.
¿Qué función tienen estos animales?
A parte de para que no se extingan, las churras lebrijanas abonan nuestros viñedos de forma natural, es la mejor opción que se podría aportar. Además, ayudan en el mantenimiento de los campos para que no haya incendios, sobre todo, en lugares en los que los tractores no pueden acceder.
¿Cómo está afectando las altas temperaturas de este verano a la uva?
La viña no requiere demasiada agua, pero cuando hablamos de tanta calor, y sobre todo sequía, el producto termina por verse afectado. No se termina de desarrollar, o se quema. Por suerte, tenemos algo de agua en el pozo, y estamos dando dos o tres horas de riego para que la planta no se estrese y podamos sacar la cosecha adelante. Además, a la uva le realizamos un tratamiento con caolín, una piedra de arcilla, que impregna la planta y le hace de protección natural contra el sol.
¿Qué variedades de uva son las que cultiváis?
De uva blanca trabajamos viognier y chardonnay, y de tinta tenemos Cabernet Franc monastrell,petit verdot, syrah, tintilla de Rota y garnacha, en dos extensiones.
¿Qué producción tiene Viñedo Dehesa del Zarco?
Es una producción muy pequeña. El año pasado hicimos casi 2000 botellas, y ahora, con la segunda añada, hemos hecho casi 6000 unidades. 5987 botellas en concreto, en la que todo se hace a mano, desde la vendimia, que la realizamos por la noche entre amigos y familiares, hasta el envasado y el etiquetado. Cada botella va numerada, y lleva un lacre que realizamos con resina.El viñedo Dehesa del Zarco también está abierto a los visitantes.
Como somos pequeños, pensamos que una de las formas con las que podíamos atraer clientela era hacer visitas y que así conozcan nuestra historia. En la tarde noche hace una buena temperatura para hacer este tipo de eventos, en los que explicamos las variedades que tenemos, cómo trabajamos en ecológico, el suelo, la tierra, cómo son los trabajos de campo. Y finalizamos, obviamente, con una cata de nuestro vino, y la degustación de algún producto de nuestra huerta, también ecológica.
Por último, ¿cómo se pueden adquirir vuestro vino?
A través de las redes sociales, Facebook e Instagram, nos pueden contactar, las redes sociales son nuestra principal vía de venta. La mayoría de clientes son de Sevilla, pero también recibimos pedidos de todas partes de España y de fuera.