Pocas regiones del mundo, por no decir casi ninguna, están tan íntimamente ligadas a la vid. Precisamente, estas fechas el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Málaga, cumple su 85 cumpleaños. Y la historia del vino en la provincia es una de las más fascinantes de toda Europa. La labor de este organismo es clave para la pervivencia de unos vinos de clase mundial. Primero, porque nos permite entender la naturaleza de un producto conectado con una realidad agrícola, social e histórica. En segundo lugar, porque mantiene y protege la identidad de vinos elaborados en un marco geoclimático concreto, como es la provincia de Málaga. Además, vela por la calidad general de sus bodegas y contribuye a su proyección nacional e internacional.
La génesis comienza allá por el siglo VIII (antes de Cristo), cuando los fenicios introdujeron la vid e impulsaron su cultivo, que mantuvieron los griegos en Mainake. El vino de Málaga vive su particular esplendor en época romana como lo atestiguan monedas de la época. La llegada de los musulmanes cambia un poco las tornas. Para eludir los preceptos religiosos, el vino dulce se consume bajo la forma de un tónico. De ahí que se le denominara ‘xarab al malaquí’ (jarabe malagueño). Para que la coartada fuera perfecta, mucha de la uva sobrante se destina a la elaboración de pasas.
De cualquier modo, la verdadera oficialidad y protección de los vinos llega en 1502 cuando los viticultores obtienen de los Reyes Católicos una cédula real. Otro hito, no menos trascendental, es el nacimiento de la Hermandad Gremial de Viñeros, un siglo más tarde, precursora del Consejo Regulador. Su actual secretario, José Manuel Moreno, explica que “ya se ocupaban de la producción y apoyo al sector. Incluso crearon un Monte Pío para auxiliar a sus miembros más vulnerables”. Los vinos dulces fueron ganando fama. Tanto que, en 1791, la Zarina Catalina II de Rusia les exime de pagar aranceles.
Dada su condición de grande y universal, en los siglos XVIII y XIX se producen repetidos intentos de copia. Málaga sufre, igual que Oporto, Burdeos o Champagne, ataques “por ser una de las denominaciones históricas a nivel mundial”. Esta cultura de la imitación persiste todavía hoy. “Hasta hace poco existía el New Zealand Malaga Wine o el California Málaga Wine, incluso en México había vinos bajo esta mención. Afortunadamente, la UE trabaja para velar por su protección”, recuerda Moreno.
Pero avancemos en el tiempo. La marca ‘Málaga’ se inscribe a mediados de los años 20’ en el Boletín Oficial de la Propiedad Industrial. Y un solemne 8 de septiembre de 1933, nace el Consejo Regulador de la Denominación de Origen Málaga. “Junto a Jerez, el primer y más antiguo organismo regulador”.
La actividad del Consejo Regulador de Málaga, Sierras de Málaga y Pasas de Málaga, resulta muy dinámica. Solo este año, ha desarrollado un nutrido programa que ha incluido catas comentadas, cursos especializados, exposiciones fotográficas, encuentros de poesía, jornadas de enoturismo, etc. Por no hablar de su respaldo a bodegas, empresas e iniciativas vitivinícolas. Incluso existe un convenio con la Universidad de Málaga para impulsar la investigación, desarrollo tecnológico, innovación y formación en el campo del vino y la pasa con D.O.
Uno de los eventos más destacados ha sido la organización, el pasado mes de abril, del XVI Simposio de la Asociación de Museos del Vino de España, que tuvo al Museo de Málaga como anfitrión. No hay que olvidar, más recientemente, el Mes de la Pasa y la V Fiesta de la Vendimia. Como quiera que el otoño está cargado de actividades, desvelamos una de las más importantes que tendrá lugar el próximo 26 de noviembre. Ese día, la sala ‘Edgar Neville’ de la Diputación albergará la entrega de los Premios ‘Puerta Nueva’, que reconocen la labor de empresas, entidades y profesionales en pro del sector vitivinícola. Unos galardones que no debes perderte.