‘Naufragios’, la ópera prima de Vanina Spataro, reflexiona sobre los amores no correspondidos

La productora argentina Vanina Spataro ha debutado como directora con su ópera prima, Naufragios, una reflexión costumbrista y realista –pero con pinceladas de cine fantástico- sobre la amistad, la soledad, los amores no correspondidos y el sufrimiento en silencio.

Así ha definido Spataro esta coproducción uruguayo-argentina que cuenta la historia de varias almas solitarias que se encuentran en un balneario fuera de temporada. Durante su estancia, se encuentran inconsciente a un marinero que parece venir del pasado para dar un vuelco a la vida de los personajes. Este punto de inflexión supone un giro que sirve para despertarles, para hacer que se abran, se unan y estén en disposición de construir algo nuevo.  

La directora ha descrito la película como intimista, luminosa y contemplativa, donde los vínculos entre las personas van más allá de las edades o del sexo. Spataro cree que la soledad individual también es colectiva, especialmente a través de los vínculos y la amistad.

Por esta razón, conforme avanza la cinta, el guion se revierte escenificando la amistad como la salida a los problemas, y así pincelada a pincelada hasta encontrar una salida.

Sobre el rodaje, el actor Alfonso Tort –que protagoniza el largometraje- ha destacado que las cuatro o cinco semanas que estuvieron aislados en una playa paradisiaca de Uruguay les convertía en una especie de circo que se traslada por distintos lugares para ir haciendo una historia, ha explicado metafóricamente. Tort ha añadido que durante todo el rodaje experimentó una sensibilidad muy a flor de piel porque hacía menos de una semana que había fallecido su padre. Los actores Sofía PalominoRomina PeluffoMaiamar AbrodosLautaro Bettoni y Matero Chiarino acompañan a Tort en el reparto.

Estas semanas de aislamiento del equipo sin tener contacto con la sociedad, les generó una conexión artística especial que ha quedado plasmada a lo largo de toda la película. ‘El aislamiento es una metáfora de lo que somos como personas, eso que nos hace creer en cosas que no son reales y que nos hace despertar’, ha argumentado Spataro. Para ella, aunque la figura del marinero pueda rozar lo absurdo, realmente es el motor que logra movilizar a los personajes y animarlos a confesar sus sufrimientos ocultos que se empeñan en callar.

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