Poké hawaiano: un hit saludable que arrasa

Desde Hawái nos llega un nuevo hit fresco y vibrante en forma de plato. Se llama poké y es la cuarta entrada más potente en nuestro ranking culinario. No en vano, reúne todos los mimbres para estar en lo más alto de las listas durante mucho tiempo, codeándose sin complejos con grandes éxitos de la década como el sushi, el ceviche y el ramen. Tiene todo lo que una canción, y un buen plato, deben reunir para triunfar: buena materia prima, un concepto revolucionario y mucho desparpajo. El poké los tiene y, además, un buen precio. Gracias a su flexibilidad a la hora de asumir ingredientes, se adapta perfectamente a cualquier entorno. No es un plato, tampoco una receta, sino más bien un concepto que combina cuatro elementos. En primer lugar, requiere una base que suele ser arroz o quinoa. A continuación se le añaden dados de pescado muy fresco en crudo, como los que visten el sushi. Ya tenemos la segunda nota musical. Según donde lo pidamos, puede llevar salmón, atún rojo, incluso pulpo. Se adereza con salsa de soja, aceite de sésamo o cualquier salsa marinada. El tercero, se puede decir que es un cajón de sastre. En realidad, admite una gran cantidad de ingredientes, también frescos y poco calóricos. Pensemos en cebolleta, aguacate, algas, pepino, guindilla, tomate picado, etc. El cuarto es casi un mandamiento porque su presentación se hace en un bol. El resultado, un plato totalmente revolucionario que responde a las demandas de un público que busca nuevas sensaciones, ingredientes de alta calidad y, sobre todo, una comida nutritiva.

El poké hawaiano es redondo y armonioso, pues cumple sobradamente estas exigencias. Más que un cantante de éxito, en términos culinarios, se parece a un Ferrari pegado al asfalto que devora curvas sin apenas inmutarse. Los más devotos elogian su amplitud de fans. Gusta a los carnívoros, a los amantes de las ensaladas y, sobre todo, a quienes se preocupan por la salud. Dicho de otro modo, nos nutre y nos sacia sin enloquecer la báscula. Bueno, bonito y barato. ¿El plato perfecto? Bueno, no debemos apresurarnos aunque, seamos francos, es un serio aspirante. La clave para un buen poké está en la calidad y frescura del pescado, aunque también es aconsejable no sobreexponerlo durante la fase de marinado.

El poké nació en Hawái donde se tomaba como un picoteo desenfadado, ya que los antiguos pobladores de las islas eran unos amantes del pescado crudo. El poké es a los hawaianos lo que el gazpacho es los andaluces: una fórmula sincera y nutritiva de reponer fuerzas. Pronto se vio influenciado por la cocina japonesa de la que tomó prestada la soja, las salsas marinadas, el wasabi, el tofu, o el aceite de sésamo. La gastronomía hindú, por su parte, aportó el picante y ciertas especias. El primer restaurante de España en ofrecer este ingenioso plato fue Poké Maoli en Barcelona después de que su fundador, Oliver Moon, quedara deslumbrado durante una visita a California donde estaba arrasando.

Dónde tomarlo

De momento, no son muchos los locales de Málaga donde podemos encontrarlo. Destaca ‘Coco Bambú’, en Torremolinos´, donde Robert Nieves reinterpreta el plato hawaiano incorporando ingredientes malagueños como pescados y mariscos autóctonos, además de cítricos del Guadalhorce, que usa para el marinado. Si nos trasladamos a Málaga capital, destaca, sin duda, ‘Ohana Poké & More’, un especialista situado en la barriada del Palo. Lo sirven en los conocidos boles. Otras referencias que no debemos perdernos, son ‘Majao Tapas’, en Pedregalejo, y ‘Gastrobar KGB’, en la calle Fresca del casco histórico.

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Juan Alberto Gómez
Redactor todoterreno con más de 15 años de experiencia, en el mundo de la gastronomía, el turismo y la economía. Explorador incansable de los sabores, las cocinas del mundo y los nuevos hallazgos culinarios. Siente pasión por todo lo que rodea al mundo del vino y la enología. También de los productos de temporada y kilómetro 0, lo que viene en denominarse ‘slow food’. Hace suyas unas palabras de Cicerón: “el placer de los banquetes debe medirse no por la abundancia de los manjares, sino por la reunión de los amigos y por su conversación”.