Torrox acoge el XXVIII Festival de Fandangos de Güi

El municipio malagueño de Torrox celebra este próximo sábado la vigésima octava edición del Festival de Fandangos de Güi, evento en el que se rinde homenaje a esta peculiar modalidad de cante y baile, emparentada con los verdiales, que desde hace casi tres siglos constituye una de las principales expresiones culturales y etnográficas de la localidad, más concretamente del núcleo costero de El Morche.

La teniente de alcalde de El Morche, María de los Ángeles Ruiz, y el concejal de Fiestas y Tradiciones Populares, Salvador Escudero, han presentado este miércoles la edición de este año, que tendrá lugar en la explanada del río Güi, cuyo barranco, que separa los términos municipales de Torrox y Vélez-Málaga, dio nombre a esta expresión artística.

Según han detallado, el festival contará con la actuación de la panda de verdiales de El Borge, que participará para que se produzca «un intercambio de estilos en este tipo de cante y pueda apreciarse la diferencia entre ambos», y también se subirá al escenario el del coro Agua Salá.

«El colofón lo pondrá, como no puede ser de otra manera, el grupo de fandangos de Güi, que deleitará a los asistentes con los bailes y sonidos típicos que acompañan a este tipo de fandangos», ha precisado Ruiz, quien ha invitado a vecinos y visitantes a disfrutar de este festival dedicado «a una danza única, a un folclore original».

Por su parte, Escudero ha subrayado la importancia «de mantener vivas las tradiciones populares de los pueblos para transmitirlas generación tras generación» y ha indicado que una vez finalicen las actuaciones «se ha programado que la música continúe, con la intención de dinamizar la zona y que los vecinos puedan compartir un buen rato juntos».

También han estado presentes en la presentación dos integrantes del grupo de fandangos de Güi, Mari Trini Tomé y Maricuchi Rivas, que han recordado que hace 70 años sus familiares se encargaron de crear un grupo, que perdura en la actualidad, «para que no se perdiera la tradición» y han asegurado que «los que somos de aquí con solo ver a un grupo ensayar somos capaces de bailarlo porque lo llevamos dentro».

Con casi tres siglos de historia, estos fandangos constituyen una expresión artística cuyo origen se encuentra en los agricultores del barranco de Güi, que los cantaban durante las jornadas de labor, especialmente en época de vendimia, y era habitual que la danza aparejada a dicho cante hiciera acto de presencia de forma espontánea en las portadas de los cortijos durante todo tipo de celebraciones.

Los fandangos de Güi están considerados hermanos de los tradicionales verdiales malagueños y tienen grandes similitudes con ellos, pero su instrumentación es bastante más sencilla y rudimentaria, pues se usan utensilios como almireces, botellas, platillos, cucharas y las propias palmas.

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