«El secreto de este negocio es la dedicación y el cariño que le ponemos cada día»
El verano en Torre del Mar se vive en sus chiringuitos, y uno de los históricos en su paseo marítimo es sin duda Chiringuito Varela, que desde el año 1963 nos trae lo mejor de la mar en sus platos. Y adaptado a los nuevos tiempos, con zona para tapeo e incluso servicio de coctelería, la tradición se une a la vanguardia, un negocio que mejora gracias la experiencia del buen hacer y de la calidad en la mesa. Entrevistamos a Diego Varela y a Agustina Molina, propietarios de Chiringuito Varela.
¿Cómo nació Chiriguito Varela?
Mis padres Francisco y Dolores compraron el chiringuito en aquella época, en los años sesenta, y de ahí viene nuestra tradición, de padres y abuelos pescadores, ya que de hecho siempre hemos estado trabajando en el mar y en el chiringuito. De ahí viene nuestra vida y trayectoria
¿Ha cambiado mucho el negocio desde aquellos años?
Muchísimo, ya que antes eran chiringuitos enroscables y con cañizos, que era lo que había antiguamente, y se desmontaban, la verdad que se recuerda como unos años preciosos, con nostalgia. Y fue ahí cuando empezamos como negocio familiar, ya que nos conocimos Agustina y yo, y hemos criado a la familia aquí, un negocio donde también están implicados mis cinco hijos. Ahora es una infraestructura mucho más moderna
Y que desde hace pocos años además cuenta con coctelería y zona para tapeo…
Ha sido un cambio enorme, para que se adapte a todos los bolsillos y gustos, para el que quiera tapear en vez de un almuerzo o cena más fuerte, y también tomarse un exquisito cóctel, que son los que prepara mi hijo Víctor. Hemos dado un gran paso para que todo el mundo se sienta a gusto aquí. Somos una familia que conocemos la materia prima, el pescado; y lo presentamos con la máxima calidad para nuestros clientes, con exquisitas sardinas, boquerones, marisco,… todo lo que ofrecemos en la carta lo presentamos con gran esmero.
Y no solamente en verano se puede disfrutar del chiringuito, también podemos visitarlo en otros meses y con diferentes platos…
Nuestra temporada empieza desde marzo hasta octubre, donde además hemos rescatado muchos platos antiguos de nuestras abuelas y madres, para prepararlos, como la sopa de cebolla, cazuela de fideos,… hay muchos que se guardan en el baúl de los recuerdos y que queremos rescatar. Ahora piden freiduría y sardinas sobre todo, pero para los meses de marzo y abril ofrecemos callos, cachorreñas, el caldillo de almejas, potaje de habichuelas blancas… Pero ahora en verano apetece más pescado a la plancha o a la brasa, patas de pulpo…
¿Cuál es el perfil del turista que llega a Varela estos días?
Mucho turismo nacional, y en un 10 y 15% extranjero, sobre todo alemanes. En nacional contamos con muchos clientes de Madrid, Jaén, Córdoba y por supuesto los que son también fijos de esta zona de Málaga.
¿Y qué es lo que le llama la atención al cliente?
La forma en la que somos, un equipo que junto a mis hijos respira ese calor humano y que se ve que es una familia dedicada a su trabajo, que llega ya a la cuarta generación. Hemos creado una familia, junto con los clientes que también vienen y que forman parte de ella. Destacar también la calidad que damos en el producto, y que el plato de pescado frito sea light , con un aceite muy blanco y limpio. El que viene a comer ve la blancura del pescado y que es crujiente. Como curiosidad, la primera freidora que entró a Torre del Mar la compró mi padre, porque antiguamente se freían en sartenes grandes, pero era muy incómodo.
¿Y como ve el futuro del negocio?
Siguiendo en la línea que estamos, y que los que vengan a comer vean la diferencia entre un chiringuito y otro, mejorando la calidad para que el ciente se vaya a gusto y es verdad que se van satisfechos, y de hecho así llevamos durante 56 años; una tarea que no es fácil. El secreto de este negocio es la dedicación y el cariño que le ponemos cada día, ha sido mucho esfuerzo y horas dedicadas para llegar donde estamos.