Lleva más de 14 años en el mundo de la docencia y no pudo elegir escenario con más magia para poder desarrollar su profesión: Antonio Garrido empezó a trabajar en el año 2002 en la Escuela de Hostelería Castillo del Marqués, en Valleniza (Vélez-Málaga), y ejerce la jefatura de estudios de este importante centro formativo desde 2004. Más de 700 alumnos han podido disfrutar de su maestría en las clases y de su eficacia al frente de un equipo de profesores y profesionales que puede presumir de tener un índice de inserción laboral de los estudiantes que ronda el 100%. (Fotografía: Carlos Castro).
Este curso 2016 saldrá la 16ª promoción de la Escuela de Hostelería Castillo del Marqués, ¿cuántos estudiantes han pasado ya por estas aulas?
Pues con una media de 50 matriculados por ejercicio, ya son alrededor de 800 las personas que hemos formado en este centro que forma parte del I.E.S. María Zambrano. Estos se reparten entre el Grado Medio de Cocina y Gastronomía y el de Servicio y Restauración.
Concursos como ‘Master Chef’, ‘Pesadilla en la Cocina’ y similares han traído un boom de los fogones que parece estar teniendo su efecto en el número de personas interesadas en formarse en este ámbito… ¿También vosotros lo estáis percibiendo?
Relativamente, la verdad. Es decir, la cocina siempre ha tenido mucha demanda, pero sí que desde hace unos años los candidatos a acceder a la escuela se han decantado más por la cocina que por otras especialidades. De las 25 o 30 plazas que se ofertan, estamos teniendo hasta 200 solicitudes para el curso de Gastronomía frente a los 100 aproximadamente que quieren entrar en el área de Servicio y Restauración.
Esta imposibilidad para afrontar la demanda formativa, ¿podría traducirse a medio y largo plazo en un incremento de la capacidad de la escuela?
La verdad es que quienes quieren entrar en nuestro instituto triplican e incluso cuadruplican las posibilidades reales del centro. Evidentemente habría alumnado para más cursos y especialidades. Sin embargo, eso no es algo que dependa de nosotros, como ‘dependientes’ de la Consejería de Educación, a la que correspondería ese aumento de plazas. Pero vamos, sea como fuere es un tema complicado porque por razones de espacio y de aforo del complejo tampoco podríamos abrir las puertas a mucha más gente.
Probablemente uno de los pocos ‘contras’ de que el escenario de las clases sea este magnífico edificio del siglo XVI…
El sitio es excepcional, tanto el Castillo en sí, sus dependencias, como la ubicación geográfica, tan cerca del mar Mediterráneo. Es un privilegio trabajar aquí.
El equipo docente es clave en la formación que se da a los estudiantes. ¿Quienes forman parte de la plantilla de Castillo del Marqués?
En total somos 10 o 12 personas, según las necesidades de cada curso. Estamos tanto profesores de cocina y restauración como maestros de idiomas, de tecnología, turismo, empresas, etc. Entre todos apostamos cada día por dotar de la mejor capacitación a los chicos, contando entre ellos con jóvenes con Síndrome de Down, sordomudos, alguna persona con TEA (trastorno del espectro autista)… Esto conlleva una atención mayor de cara a quienes tienen necesidades especiales para que puedan recibir una formación de calidad como el resto de personas.
Escuela del Marqués se caracteriza por combinar muy bien la teoría con la práctica, para lo que cuenta con el Restaurante del centro. ¿Cuál es la dinámica del servicio que prestan?
Abrimos todos los jueves previa reserva de mesa y aquí los chavales de sala y cocina hacen sus elaboraciones y prestan ese servicio de mesa. Ponen en marcha todo lo aprendido en las aulas, siempre bajo la supervisión de los profesores. Esta toma de contacto con la realidad es fundamental a la hora de que encaren su primer trabajo.
Al final el objetivo no es otro que contribuir a la profesionalización de una actividad que hace no tantos años no se valoraba convenientemente…
Así es. Siempre se ha dicho que ‘camarero puede ser cualquiera’, pero eso no es real. A todos nos gusta que nos atiendan bien y nos reciban con educación. Después, el hecho de dominar un idioma, de entender de vinos, por ejemplo, también son aspectos que se valoran mucho. Estamos en una provincia eminentemente turística y la restauración está íntimamente ligada con este sector, por lo que hay que cuidar la imagen que se transmite al visitante.
Con esta formación de calidad es como se consigue que salgan al mercado laboral profesionales bien capacitados para estos desempeños que seguro se traduce en empleabilidad de los estudiantes.
Así es. Tenemos la suerte de registrar un índice de inserción laboral del 100%. Ese dato, en los tiempos que corren, es toda una satisfacción pues quienes terminan sus estudios encuentran empleo.
Castillo del Marqués es una de las escuelas de hostelería que funcionan en la provincia de Málaga y que se han sumado al distintivo ‘Sabor a Málaga’. Esto garantiza que los productos autóctonos son la base de la cocina en este centro, incorporando los alimentos propios de la comarca tanto al servicio de restauración que prestan los jueves con en las clases, familiarizando a los alumnos con sus propiedades y beneficios.
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