Oveja Negra es un recién llegado al panorama culinario de Nerja. Se trata de un proyecto en el que la pareja formada por el español, de origen italiano, Daniele Orsicolo Stille y, la italiana, Marika Nozza, han puesto toda su pasión y saber hacer. Un establecimiento desenfadado y rompedor, situado en Calle Jaén, que quiere ir contracorriente en una zona donde impera una cocina tradicional y poco arriesgada. Hablamos con su fundador y copropietario, Daniele Orsicolo.
Antes de abrir Oveja Negra, ¿qué trayectoria tenías?
Provengo de una familia de restauradores. Mi padre es el propietario de Pizzería Italia, todo un clásico de Torre del Mar. Por lo que respecta a mí, he trabajado en la cadena NH Hoteles, en Madrid en el Grupo Tragaluz y otras empresas. En definitiva, poseo experiencia en grupos de restauración bastante fuertes que se centran en otro tipo de hostelería. Queríamos hacer una restauración más vanguardista y el nombre de Oveja Negra responde a esas inquietudes. Tiene impacto y, aquí, en Nerja, no suelen usarse este tipo de títulos. Oveja Negra es un proyecto que busca diferenciarse y despuntar.
¿Qué concepto de restaurante es Oveja Negra?
Ambos somos muy dinámicos. No es un restaurante de alta cocina porque no lo pretendemos, en absoluto. Hacemos una comida actual, aunque sencilla que no requiere grandes elaboraciones aunque recurre a una buena presentación y una gran materia prima. Los parámetros de calidad de los productos son muy estrictos.
¿Utilizáis productos de cercanía?
Preferimos proveedores locales y vinculados a la zona de la Axarquía. No en vano, trabajamos mucho la fruta y la verdura en el día a día del restaurante. Cada mañana, recibimos género nuevo. Productos locales, frescos y de cercanía, en definitiva.
Nos centramos en los platos con pan. Tenemos un buen obrador de pan que nos surte diariamente del mejor producto. Le puedo decir que, en Nerja, no hay un establecimiento de este tipo. Por eso, hemos visto ahí un nicho de mercado interesante y con potencial.
¿Qué tipo de cocina practicáis?
Es una cocina mediterránea, actual y desenfadada. Tenemos burguers, sándwiches, y luego, el apartado de street food, que es el más creativo de Oveja Negra. Carne de cerdo deshilachada, Pollo Estilo Kentucky, Patatas Fritas al estilo Street Food, Nachos con Queso, Alitas de Pollo de la Casa, etc.
Desde vuestro estreno en enero, ¿qué platos se han afianzado en la carta?
Los platos que más están destacando son el Club Sandwich de Pollo, la Hamburguesa Oveja Negra y el Pollo Kentucky.
¿Qué tiene de especial su plato estrella, la Burguer Oveja Negra?
Pues lleva una salsa burguer casera. Es el toque culinario especial. El pan tiene un color negro porque utilizamos en su elaboración tinta de calamar. Resulta un plato muy llamativo. Está muy bueno y tiene una gran presentación. Le sigue la Hamburguesa Vato Loco, algo picante, que está gustando bastante. Ahora, novedades pocas porque estamos asentándonos y buscamos una carta más sólida.
¿Qué tal la respuesta de los clientes ante una cocina moderna y tan divertida en los planteamientos?
Las respuestas de los clientes son bastante halagadoras. La gente está muy satisfecha. De momento, proporcionamos un servicio muy bueno y una atención permanente al cliente. Con un buen producto acompañado de un servicio acorde.
¿Qué tiene de peculiar la propuesta de Oveja Negra?
Soy un poco atrevido. Respecto a los demás establecimientos, somos en parte el cambio en Nerja. Estamos intentando marcar otro estilo. Aquí todo es muy tradicional. Hay algo que la gente no sabe y es que trabajamos también las tapas. Y lo bueno es que Oveja Negra no parece un bar de tapas. Y, de este modo, intentamos competir con otros bares y restaurantes punteros del entorno. Poco a poco, queremos ir promoviendo una evolución. Nuestras tapas son diferentes. Si vengo a Nerja, sería un destino que no me perdería por nada.
¿Puedes destacar algunas tapas?
El Club Sandwich Clásico de tapa, y las Patatas de la Casa. Las hacemos con nuestro propio aliño. Estupendas.