Maribel Quiñones y Martirio se juraron amor eterno hace 30 años. Son las dos caras de una misma moneda que ahora celebran tres décadas regalándonos el fruto de este afortunado encuentro: una artista única que siente auténtica pasión por lo que hace y así lo transmite. Amante de la gastronomía y del ambiente tan especial que se crea en torno a la cocina, se declara muy fan del recetario malagueño. “La porra antequerana me sale divina”. Y nosotros, con esa mirada penetrante y esa sonrisa que llena, la creemos a pies juntillas.
Acaba de pasar por nuestra tierra, para regalarnos una actuación única esta vez con el homenaje a Chavela Vargas en Nerja. Somos afortunados al poder recibirla con relativa frecuencia… ¿Siente el cariño que le tenemos los malagueños?
Por supuesto me llena de cariño el público malagueño, siempre reciben con mucho gusto y respeto mis propuestas desde que empecé a cantar. Cariño profundo como el que le tengo a esta tierra, donde fíjate si me siento a gusto que me hice mi casa.
¿Están siendo estos conciertos los más sinceros de toda su carrera?
En el ciclo de conciertos conmemorando los 30 años que estoy haciendo en gira nacional e internacional, junto al cd y dvd recopilatorio que he sacado, creo que es donde más se puede ver quien es Martirio a nivel musical y de imagen, pues se muestran todas las facetas artísticas de estos años. Están las colaboraciones con artistas que admiro, todos los géneros por los que he transitado y el lenguaje y el trabajo propio que aúna tanto las creaciones como las versiones. La sinceridad artística es mi bandera desde que comencé en los escenarios.
En alguna entrevista reciente le hemos escuchado decir que se siente afortunada de haber podido construir un personaje para poder ser usted misma…
Siempre he manifestado que Martirio es la otra cara de Maribel, ella piensa y Martirio actúa, a través de ella me expreso y es tan clara como yo misma, pues desde los comienzos yo dirijo mi carrera y hago únicamente lo que me sale del corazón.
Ha cumplido ya 30 años encima de los escenarios pero tiene cuerda para rato. Dice que mientras sienta fuerzas y pasión seguirá cantando… A nivel profesional, ¿qué sueños tiene ‘pendientes’?
Hacer una exposición antológica de mi vestuario y peinetas, con audiovisuales y todos los elementos que han contribuido a mi imagen, creo que es tan bonito e inspirador y hay tanto trabajo artesanal detrás que merece ser mostrado y disfrutado. Sigo muy contenta con poder colaborar en Radio Gladys Palmera.com, con mi programa musical quincenal “Cantes rodados” donde llevo ya casi tres años. También continúo dando conferencias sobre “La Mujer y la copla en nuestra educación sentimental”. Y, por supuesto, lo que más me apremia es escribir y grabar mi próximo trabajo. Viajar y conocer personas y países es el regalo más grande que me ha hecho Martirio, pero te diría que sin duda en Sudamérica me siento feliz, entendida y respetada y aprendo siempre con ellos. ▷
Dentro de la cultura y lo que identifica a un país es fundamental la gastronomía, a la que cada vez se le da más valor e importancia. ¿Es Maribel Quiñones –¡Martirio!– una ‘disfrutona’ a la hora de sentarse a la mesa?
¡No te puedo decir cómo amo la gastronomía y cómo me gusta probar los distintos sabores! Soy una enamorada de la cocina, y de lo que se origina a través de la mesa, de compartir desde el gusto por la comida a la charla, y la vinculación y las situaciones que se establecen antes, durante y después. Me parece la gastronomía un exponente tan grande de la cultura y las ganas de vivir, que es una de mis mayores aficiones. Creo que en España se come mejor que en ningún otro sitio, y con una variedad y una materia prima inigualable. La cocina casera de las distintas regiones es mi debilidad. Y los mariscos y el jamón la mejor oportunidad.
¿Tomar asiento para degustar lo que alguien le ha preparado o ponerse tras los fogones a cocinar? ¿Le gusta ponerse el mandil y cocinar?
Me encanta hacer de comer y reunir a los amigos en torno a la mesa. Y por supuesto acudir a degustar fuera todo lo que se cocina con amor. Mis platos más solicitados son el puchero, las albóndigas, el bacalao con tomate y las croquetas. Ahora he aprendido a hacer la fideuá y el ali-oli a mano, y salivo de solo recordarlo. Me apetece cocinar para la familia, los amigos y la gente que lo goza.
De sus muchas visitas a la provincia de Málaga seguro que se ha quedado con algún restaurante donde le apetece repetir cuando pasa por aquí… ¿Cuáles son sus ‘imprescindibles’?
Me encantaba ir al Sal Gorda, que ya no está, y comer en los restaurantes al lado de la playa de El Palo y la de Rincón. El Tintero me parece un festival y ahora estoy loca por probar Los Mellizos.
En cuanto a recetas típicas malacitanas, ¿se ha llevado alguna para casa que haya querido preparar en su propia cocina?
La porra antequerana, sobre todo, me sale divina. Me encanta el pescaíto, los espetos, las conchas finas y el ajoblanco. La cocina malagueña es espléndida. Comí el Día de Nerja en el Balcón de Europa y fue fantástico.
¿Dulce o salados? ¿Jamón ibérico acompañado con un buen vino o unas gachas de postre en invierno?
Me gusta más el salado, el jamón y un buen vino, lo que más. ¡Mira que soy de Huelva y allí el jamón es gloria! Ya sabéis que este año es Capital de Gastronomía, merecidísimamente, pero los postres también, aunque un poco más ligeritos, ahora que las gachas… ¡Ojalá y si pudiera! (ríe a carcajadas).
Esperamos verla muy pronto por Málaga de nuevo. ¿Tienen alguna cita cerrada próximamente en nuestra provincia?
Muy pronto iré a nivel personal a disfrutar de la amistad, el clima, la gastronomía y una casita muy linda que está hecha para compartir.