La vieja sabiduría rural, esa que lamentablemente hemos ido olvidando entre velocidades, ruidos tecnológicos, ansias, ambiciones y codicias, situaba el 29 de septiembre, festividad de San Miguel que se celebra en muchos pueblos andaluces y malagueños, entre ellos Vélez-Málaga o Torremolinos, como el inicio del calendario. «El ciclo se compadece, esa es su esencia, comenzar con lo que termina (el verano), terminar comenzando. ¡Qué inmensa pérdida el que nadie recuerde eso!», señala el escritor, poeta, naturalista y campesino, Joaquín Araújo, en su libro «Los árboles te enseñarán a ver el bosque», autor que, por cierto, estará en el Centro Cultural La Malagueta el próximo 24 de octubre, dentro del ciclo «Desafío climático».
Con el otoño comenzamos el ciclo natural, nos renovamos después de los calores del verano y el paisaje se nos dibuja con hebras de un sol tenue, una luz nueva que acaricia la piel y es promesa de algo que intuimos pero que es puro misterio, una luz que invita al silencio, a la mesura, a la sobriedad y a la vida simple.
«En otoño las hojas huelen bien. Las hojas suenan bien. Ese agradable crujir de la hojarasca. Son agradables al tacto: ese gesto de desmenuzarles el tallo con los dedos cuando nos ponemos nerviosos. Los rusos son buenísimos describiendo el otoño. Chéjov sobre todo, quien escribió: «De las lápidas y las flores secas, junto al aroma otoñal de las hojas llegaba un aire de perdón, melancolía y paz», asegura la periodista británica Hannah Jane Parkinson en «La alegría de las pequeñas cosas».
Os damos la bienvenida a nuestro primer número otoñal y os deseamos una feliz lectura.
Agro Málaga 87
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