Cuando el cuerpo y la mente me piden un respiro para parar del ajetreo diario es cuando me doy cuenta de la suerte que tengo de vivir en Málaga y de que nuestra provincia sea rica en diversidad. Mi fortuna continúa cuando soy consciente de que, además, puedo elegir entre el mar y la montaña, y va un paso más allá cuando investigo un poco y veo que en cada uno de los enclaves privilegiados con los que cuenta nuestro paisaje voy a tener la oportunidad de disfrutar cuando llegue la hora de comer. Así, poco a poco, me he ido haciendo mi propia guía de joyitas gastronómicas de interior, aquellas donde me pierdo en compañía o en plena soledad y donde sé que voy a encontrar una oferta gastronómica rica en sabores y matices, de esas en las que se palpa la sabiduría de una mano experta en los fogones.
Este es el caso de La Garganta, un completo turístico rural lleno de historia que alberga un restaurante al que ellos llaman “el balcón del Caminito del Rey”. Precisamente esa es la recompensa que encuentras cuando visitas este enclave natural único en el mundo: una cocina tradicional, autóctona y de temporada que será el complemento perfecto para reponer fuerzas después de la caminata, ya seas de los que optas por almuerzos contundentes o por platos más ligeros.
Mejor día de la semana
Conozco La Garganta desde hace unos años y siempre que me he ido lo he hecho con la sensación de haber tenido el mejor día de la semana. En esta ocasión también la tuve y pude comprobar nuevamente que Queco Fernández, propietario de este establecimiento familiar, y su equipo mejoran día a día en todos los sentidos y, lo más importante, con una sonrisa al cliente.
En esta ocasión elegí mesa en la terraza del restaurante, que tiene al frente el majestuoso desfiladero de Los Gaitanes. Nuestro primer encuentro fue con una ensalada de queso y pipas, un plato ligero para abrir boca. Para seguir, croquetas caseras de chivo lechal malagueño y sus famosas minibombas de tomate cherry cultivados en el Guadalhorce. Las verduras cultivadas en el entorno están muy presentes en su carta. Son de esas que saben y huelen a verdura, el tomate que realmente sabe a tomate, por eso pudimos apreciar con todos los matices la milhojas de tomate y calabacín con crema de queso. El punto contundente lo puso la presa ibérica acompañada de un cubo de patata con calabacín. Y para el bocado dulce, como no sabíamos por cuál decantarnos, un surtido de minipostres caseros: arroz con leche, pudding, tarta de queso, tarta de tres chocolates y crema de naranja y canela. Todo impecable. De los platos que siguen en carta y que he comido otras veces destacaría también las albóndigas con salsa de verduras de la huerta, no he comido otras iguales, y el chivo lechal malagueño en salsa de naranjas del Guadalhorce. En su carta de vinos tienen diferentes denominaciones de origen, destacando los de la tierra para atender así a su filosofía sobre el producto local, como es el caso de Vega del Geva, elaborado en Cártama por Bodegas Pérez Hidalgo, y Cartima Siglo XXI, elaborado en Cártama por Bodegas Sánchez Rosado.
La Garganta ofrece también a lo largo del año jornadas gastronómicas basadas en los productos de temporada, en la que tienen protagonistas tan afamados como el Huevo de Toro. Además, pertenece al Club Gastronómico Saborea Guadalhorce, la cocina de la Algarbía, que tiene como propósito ofrecer una cocina arraigada a la tierra y basada en los productos cultivados y recolectados por los hombres y mujeres del campo. En definitiva, un establecimiento al que siempre vas a querer volver.
La despensa de Baco
Vino: Carpe Diem Málaga Añejo
Denominación: D.O.P. Málaga Bodega: Tierras de Mollina
Tipo: Dulce de licor Variedad: Pedro Ximen
Crianza: Cinco años en botas de roble americano
Temperatura de consumo: 5-7 ºc Alcohol:15º
Cata: Color: caoba con ribete yodado; Nariz: fruta confitada, almíbar, toffe, pasa, miel, cítricos, frutos secos; Boca: sedoso, balsámico, nada empalagoso, largo gusto final, tostados
Maridaje: patés, postre de frutas tropicales o membrillo y quesos.
Precio: 6,80 euros