Un viaje exótico por los ríos de la Sierra Almijara

rio

Una de las mejores formas de disfrutar de la práctica del senderismo en la provincia de Málaga pasa ineludiblemente por los cursos de los ríos más vivos de la Sierra de Almijara, el Chíllar, el Higuerón y el Torrox.

Eso sí, el más famoso, pero también el más frecuentado –e incluso masificado- es el Chíllar. En este río, que se empieza a subir desde Nerja, el simple hecho de andar por el arroyo con el refrescante roce del agua ya merece la pena. Pero la subida por el cauce fluvial no deja de deparar sorpresas al visitante. Paisajes llenos de vida, paredes de piedra caliza que trasladan virtualmente a otras latitudes y un continuo goteo de pequeñas cascadas y pozas de agua consiguen cautivar todos los sentidos de los senderistas.

Publicidad

Una de sus estampas más insólitas son los ‘cahorros’ –también llamados ‘cajorros’, unas gargantas de origen kárstico por donde las aguas bravas del Chíllar han conseguido abrirse paso a lo largo de milenios. Algunos de estos cañones tienen poco más de un metro de anchura y resultan sorprendentes por su longitud y por su altura.

El acceso al inicio de la ruta se realiza habitualmente desde Nerja, aunque también existe la posibilidad de realizarlo desde la localidad vecina de Frigiliana, si bien en este último caso es necesario atravesar una escarpada cima caliza.

Por su parte, el Higuerón, primo hermano del Chíllar -es su principal afluente-, tiene su mejor acceso desde el propio casco urbano de Frigiliana. Basta con desviarse por un carril cercano al cuartel de la Guardia Civil para descender a un valle que tiene similares características que el Chíllar, si bien suele estar menos transitado en verano. Siguiendo río arriba, el caminante se encontrará con el pozo de Batán, una gran alberca que se abastece del propio río y que sorprende por sus casi siete metros de profundidad. Pese a que para muchos resulte tentador, está prohibido el baño en esta inmensa piscina.

A diferencia del Chíllar, en el Higuerón es necesario hacer más distancia por el cauce para encontrar los singulares cahorros, que ofrecen también estampas singulares de la Sierra de Almijara. Estas angosturas ofrecen más dificultades e incluso suelen requerir de mayor esfuerzo. Por ello, resulta fundamental ser precavidos a la hora de adentrarse en algunos de ellos.

Río Chíllar.

Este trío se completa con el Patamalara o Torrox. Al cauce de este río se llega desde uno de los desvíos de la carretera de Torrox a Cómpeta. Concretamente hay que llegar hasta la Fábrica de la Luz de Cómpeta (no confundir con la de Canillas de Albaida). Aunque en este caso hay menos ‘cahorros’, en la recta final del río aguarda una impresionante cascada.

Para realizar estas rutas de senderismo que transcurren por los cursos del Chíllar, del Higuerón o del Patamalara se necesita un calzado muy especial que permita al mismo tiempo realizar caminos por tierra y por agua. Respecto a la ropa, debe ser ligera, teniendo en cuenta que estos itinerarios sólo están recomendados durante la época estival. Se recomienda llevar recipientes estancos para evitar que móviles, cámaras fotográficas o la propia comida se moje.

El curso del río será siempre el principal referente a la hora de orientarse. Si no se conoce la zona, nunca hay que perderlo de vista.

Publicidad